La fábrica Bambi, ubicada en Ovidio Lagos al 7100, en la zona sur de Rosario, permanecerá vacía por al menos 2 meses. Es que aunque tiene capacidad para fabricar hasta 25 mil heladeras al mes, acaba de suspender a sus 600 empleados por el ingreso de línea blanca importada a bajo costo.
El personal de planta se quedará en su casa y a cambio cobrará el 90% de su salario, según lo acordado con el gremio.
«Queremos seguir produciendo. Porque no hay peor cosa para una persona que estar sin trabajo. Toda mi vida he pensado así y por eso cada peso que gané lo reinvertí acá. Pero hoy no quedan más alternativas, porque el problema de las importaciones nos está afectando muy seriamente», plantea Juan Carlos Odisio, dueño de la empresa a La Capital.
Otra de las firmas tradicionales en la zona sur de la ciudad es Gafa Electrolux, anteriormente Frimetal. Fue vendida hace cinco años a una multinacional de origen sueco, con un amplio desarrollo en Brasil. Hoy tiene 360 operarios suspendidos y discontinuó las compras a todos sus proveedores locales. Uno de ellos, Leonardo Martínez, fabrica tapones en plástico inyectado para las heladeras de la firma. Esta semana entregó un pedido pendiente y relató. «Gafa tiene un predio enorme ahí por Battle y Ordoñez, con calles interiores, gente que va y viene todo el tiempo, máquinas. Ahora cuando fui había solamente un portero barriendo. Una tristeza».
Edmundo Salvia es titular de Plasticraft, y fabrica insumos en plásticos para heladeras y otros productos. Además, participa de la Asociación de Comercio de Villa Gobernador Gálvez. «Venimos viendo hace varios meses que nos caen los pedidos. Lo hemos denunciado junto al gobierno provincial en Buenos Aires, pidiendo que se paren las importaciones para evitar que sea peor. Yo acá hago mi propia matricería, tengo una planta que se puede considerar modelo, hay más de cien empleados. Pero con el esquema de costos que tengo, con China no tengo manera de competir».
Por esta situación, Plasticraft redujo personal contratado en las últimas semanas. Lo mismo sucede con varios talleres y empresas industriales chicas, con un efecto goteo que todavía no es percibido por los relevamientos que miden la desocupación.