La Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) es un conjunto heterogeneo de organizaciones sociales que se encuentra en pleno proceso de organización. Con integrantes de un abanico amplio desde lo ideológico que van desde simpatizantes con el kirchnerismo hasta férreos opositores, buscan dejar las diferencias de lado en pos de un objetivo común: las paritarias para los trabajadores de economía popular.
El pasado 1 de mayo la CTEP movilizó bajo el lema “Somos lo que falta” unas 20 mil personas en todo el país y ratificó que sus reclamos se sostienen con la presencia en las calles. Es que el crecimiento, lento pero continuo, de la organización de los trabajadores de economía popular parece no tener techo al día de hoy.
Tanto es así que la acumulación lograda por las organizaciones que componen la confederación parece comenzar a torcer las primeras percepciones negativas que tuvieron en las reuniones con los funcionarios del Ministerio de Trabajo.
El motivo por el que suelen presentarse en Trabajo es el pedido de reconocimiento sindical a traves de la tan ansiada personería gremial que les permita negociar condiciones laborales y salarios.
Las actividades que ansían a representar en las “paritarias populares” son variadas y hacen foco en aquellas realidades donde se registran grandes bolsones de informalidad. La idea es avanzar en derechos de trabajadores precarizados como cartoneros, vendedores ambulantes, campesinos, costureros, motoqueros, cooperativistas, artesanos y obreros de empresas recuperadas, que exigen tener los mismos derechos que los trabajadores formales.
Segúin Emilio Pérsico, referente del Movimiento Evita, “La CTEP pelea por la igualdad de derechos de la clase trabajadora”. El barbudo dirigente dice que la idea es representar “a todos aquellos que todavía les faltan derechos, que han avanzado en tener trabajo, pero todavía ese trabajo no tiene la plenitud de derechos”.
El otro peso pesado en el armado de la confederación es Juan Grabois. Grabois es un abogado de extracción peronista que trabaja con los cartoneros del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE). Además es reconocido porque en paralelo a su constante militancia social y política mantiene una fluida relación con el Papa Francisco y suele sostener constante comunicación con el Vaticano.
Para el amigo del Papa la CTEP “debe pelear para que se cumpla la consigna que en nuestro país Perón y Evita junto a la CGT establecieron que es: a igual trabajo igual remuneración”. Su figura suele ser el paraguas que contiene expresiones distantes y garantiza que la construcción en la diversidad se mantenga.
Donde no cayó muy bien el reclamo de la CTEP es en las cabezas de la CGT. Los popes de la central obrera ven en la avanzada de los informales una posible competencia por afiliados futuros y el control de las actividades, en especial de las que ostentan importantes niveles de precarización. Además, temen que la incorporación de los informales al sistema de salud resientan sus obras sociales lo que le generaría problemas de caja extras.
A pesar de que los trabajadores de la economía popular se consideran los “olvidados por las cúpulas del sindicalismo tradicional” su reclamo no pudo ser canalizado los cuadros de la CTA que trataron de acercarse. La CTEP de conseguir su personería gremial estaría más cerca de sumarse al armado peronista tradicional que a la construcción ceteísta.