Tras un largo tiempo sin que se sienten en la misma mesa, el lunes la presidente Cristina Kirchner recibió a la cúpula de la CGT oficialista para debatir temas de agenda sindical que se encuentran pendientes de resolución.
Luego de un largo período, de casi siete meses, en los que hubo momentos de cruces mediáticos y hasta alguna amenaza de moviización de parte de la central obrera, Antonio Caló, Omar Viviani, Gerardo Martinez, Andrés Rodriguez y José Luis Lingeri estuvieron en la Rosada.
La lista de temas en debate encontraba eje en las obras sociales sindicales y pasaba, también, por las paritarias y los pedidos que se multiplican para su reapertura y la demanda por la modificación de ganancias que tanto ruido hace entre los dirigentes de todas las centrales obreras.
Los sindicalistas le presentaron un modelo de decreto redactado por Lingeri, para frenar los traspasos de afiliados a las obras sociales sindicales a las empresas de medicina prepaga. Esos pases suelen estar encabezados por los trabajadores con mejores sueldos, lo que deja a los gremios con los afiliados que menos aportes realizan y genera un desequilibrio económico.
Lingeri es el «especialista» de la CGT en temas de obras sociales y suele ser quien lleva adelante todas las negociaciones en ese sentido.
El borrador del decreto que la Presidente se comprometió a evaluar determina que los afiliados de cada sindicato deberán permanecer por lo menos un año en la obra social de su gremio antes de pedir el traspaso. Esa solicitud, sugiere la propuesta, sólo podría realizarse durante dos períodos al año. Además, se establece que el padrón de una obra social no podrá superar en más de un 20% a los trabajadores de su actividad.
El texto establece además que los cambios no serán retroactivos, por lo que quienes se encuentren hoy en una prepaga no se verán afectados.
«Nos dijo que iba a estudiar el decreto y que nos contestaba. Interpretamos que nos estaba dando una señal casi positiva», señaló a Clarín uno de los gremialistas que participó del encuentro.
Donde no hubo acuerdo es en el reclamo por la modificación de ganancias. Según contaron fuentes sindicales a este portal, obtuvieron una negativa en lo inmediato, aunque no descartan que haya una modificación en el mediano plazo.
Por último desde ambos sectores fijaron postura sobre la avanzada gremial por reaprtura de paritarias. El intercambio dejó un acuerdo sobre la «inestabilidad» y «los peligros» de volver a discutir salarios. Las partes coincidieron que sería una señal que apuntaría a genera inflación y un clima enrarecido.
Aunque con respuestas parciales y algunas a mediano plazo, la cúpula de la CGT oficialista se retiró satisfecha con la reunión y esperarán unos días para analizar los siguientes pasos de la central.
El paro del 28 de agosto parece haber dado el contexto necesario para que desde las filas de Caló puedan volver a retomar las negociaciones con el gobierno y le dio la cuerda suficiente para obtener soluciones.