Dueños de los cierres paritarios más altos, año a año, en el último lustro. Protagonistas, en 2015, de una huelga de 25 días que quedó en la memoria colectiva y puso en jaque la producción y exportación de uno de los productos vedettes del modelo de acumulación nacional. Actores disidentes de un gremialismo vernáculo que busca renacer en base a experiencias democráticas. Los aceiteros se ganaron un nombre y un reconocimiento, que los catapulta como referencia a la hora de pensar el devenir del mundo sindical.
En momentos en los que las negociaciones paritarias del sector privado empiezan su temporada más caliente, Daniel Yofra, “el Cabezón”, líder de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina, recibió a Telam en su despacho y habló de todo.
“Nosotros queremos ganar para vivir dignamente”
Telam ¿Qué está en juego en esta ronda paritaria?
Daniel Yofra: Para nosotros lo que está en juego es el salario. Seguimos sosteniendo la postura de pelear por el Salario Mínimo Vital y Móvil como lo establece la Ley de Contrato de Trabajo y la Constitución Nacional. Nosotros hacemos un estudio desde 2004, que arrancamos a negociar así en Rosario, y definimos cual es el valor de la fuerza de trabajo. Con ello evitamos entrar en el remolino que hay en la sociedad sobre cuanto establece el mercado que hay que negociar y definimos, qué es lo que necesita un trabajador para vivir dignamente.
T: Es una dinámica que rompe con la negociación tradicional
DY: A partir de ahí rompemos con un modelo muy agresivo con los trabajadores que se da en distintas paritarias (como la de los maestros o la de los bancarios) y que impone un techo bastante duro de romper. Nosotros no tenemos nada contra este gobierno ni contra ninguno. Somos apartidarios y orgánicos, lo que nos posibilita discutir solamente lo que le interesa a los trabajadores.
T: Están en una situación particular porque trabajan en un sector con grandes ganancias
DY: Si bien a nosotros nos favorece el sector, no queremos que se fundan las empresas ni tirar abajo el Gobierno, queremos que los trabajadores estén bien. No me puedo sentir condenado porque hay otros que arreglan un 20 o un 18 por ciento. Nosotros definimos lo que nos corresponde ganar para vivir dignamente y, hasta ahora, hemos demostrado que todas las empresas pueden pagarlo. Y si estudiamos los balances, como corresponde, más de una organización se va a sorprender de los salarios que podrían pagar las empresas. ¿Esto significa que los empresarios van a ganar menos? Y, sí. Esa es la discusión que hay que dar.
T: ¿Entonces también está en juego la distribución de la riqueza?
DY: Exactamente. Nosotros no pretendemos ser los dueños de las fábricas, ni llevarnos el 50% de sus ganancias. Lo que queremos es vivir dignamente. Si no nos tendremos que plantear, como sociedad, que necesidades básicas de los trabajadores sacamos de la ley para cobrar un sueldo miserable, como hoy cobra el 50% del país.
“Si hubiera dirigentes que realmente piensen por los obreros, la situación sería distinta”
Yofra ingresó a trabajar en 1992 en Dreyfus y el 15 de diciembre de 1993 resultó electo delegado. En ese momento hacían reuniones clandestinas para que no echen al puñado de 16 afiliados a un pequeño y derrumbado gremio aceitero. Había más de 120 trabajadores de planta y otros tantos contratistas. Pasados 25 años el 100% de los 450 empleados de la planta de Dreyfus están afiliados al gremio que lidera y no quedan contratistas.
Telam: Los dirigentes del movimiento obrero parecen no tener vidas similares a las de sus representados
Daniel Yofra: El movimiento obrero está manejado por gente que tiene más ambiciones personales y de poder que de defender a los trabajadores. Nosotros tenemos contacto permanente con los trabajadores: nuestros amigos son aceiteros, nuestros hijos van a la escuela pública con los aceiteros y nuestros vecinos son aceiteros. Por lo tanto, vivimos la realidad de nuestros compañeros.
Yo no vivo en Puerto Madero, ni en Recoleta. Vivo en un pueblo en el que estoy permanente en contacto. La diferencia con los dirigentes de la CGT es que no tienen ni idea de lo que pasa y hasta se deben haber olvidado de sus lugares de trabajo.
T: ¿Y cómo se discute con esos dirigentes la distribución de la riqueza?
DY: No hay posibilidad de discutir estas cosas, porque la gran mayoría de los que integran la CGT son los oficialistas eternos de todos los gobernantes de turno. Y esa es la explicación por la cual les cuesta tanto parar.
T: ¿Creés que piensan más en sus carreras políticas que en su lugar en el Movimiento Obrero?
DY: Algunos piensan en su carrera política y están tan metidos en sus partidos que esas estructuras tienen mucha injerencia en sus decisiones, incluso los partidos de izquierda. En cambio nosotros tenemos autonomía absoluta de la central y sin injerencia de los partidos políticos. Por eso los de izquierda dicen que estamos con el kirchnerismo, los de derecha dicen que estamos con los partidos de izquierda, el kirchnerismo decía que lo queríamos desestabilizar y el macrismo todavía no dijo nada. Pero estoy seguro que lo deben pensar.
T: Con esta lectura que hacés de la cúpula de la CGT ¿Por qué permanecer ahí?
DY: Porque la CGT no perdió la vigencia de ser la organización que más convoca. De hecho el 7 de marzo metieron 500 mil personas y los partidos políticos no alcanzan a llenar un estadio. Nosotros consideramos que sirve, que es el órgano superior del movimiento obrero y que si hubiera dirigentes que realmente piensen por los obreros, la situación sería distinta. Con 500 mil personas en la calle, yo me siento con un gobierno de otra manera. ¿El presidente cuantas personas mete?
T: El problema, entonces, no es la organización
DY: Las organizaciones de los trabajadores no son un mal necesario, eso es lo que nos quieren hacer creer los empresarios para bajarnos el ánimo y que mostremos desinterés. Las organizaciones sirven para defender a los trabajadores y si los dirigentes no cumplen con el deber que tienen, el problema es otro.
T: ¿Sentís que hay una estigmatización?
DY: Los que quieren estigmatizar el sindicalismo no lo hacen porque estén en contra de esos tipos que son funcionales a los intereses de los que lo critican, sino para que la gente pierda el interés y esté cada vez más atomizado el movimiento obrero.
“Estas mucho tiempo en un mismo lugar y te crees que es tuyo”
La experiencia de aceiteros tuvo como hito fundante un Congreso de 2013 en el que enfrentaron a una patota que trató de evitarles la llegada a la conducción. Con ese episodio como experiencia, ocurrido en el camping de un tradicional pope cegetista en Necochea, avanzaron en un cambio de estatuto para democratizar la Federación. Instauraron el voto secreto y directo para elegir las autoridades, eliminaron las restricciones para presentar listas opositoras, le dieron poder como órgano deliberativo al Plenario de Delegados y se estableció como objetivo de la organización, entre otras cuestiones, la defensa del Salario Mínimo Vital y Móvil y el fin de las tercerizaciones y la subcontratación.
Telam: ¿Falta democracia en los sindicatos para que la CGT sea distinta?
Daniel Yofra: Totalmente. No hay democracia. En general escasean los sindicatos que hagan asambleas, elecciones de delegados, que le den posibilidades a los compañeros de poder presentarse en una lista para poder competir con el oficialismo. Y cuando los hay, pierden porque la gente no los quiere. Es así.
T: ¿Estás contra la reelección indefinida en los gremios?
DY: No estoy a favor de la relección indefinida. Cuando sorteaste distintas etapas, llega un momento en que los dirigentes se creen los dueños de los sindicatos, en lugar de representantes. Y después de tantos años toman decisiones que son personales. Entonces los dirigentes hacen negocios y movimientos sin consultarle a nadie. Y es lo que le pasa también a los políticos y a Cristina misma. Estas mucho tiempo en un mismo lugar y te crees que es tuyo.
T: ¿Este diagnóstico explica parte de lo que pasó el 7 de marzo?
DY: El 75% de los dirigentes que conforman la CGT son los oficialistas eternos de los gobierno de turno. Y nunca pararon. Y a las pruebas me remito: fíjate lo que cerró Cavalieri ahora: 20% en dos cuotas. Y es uno de los que está sentado a la mesa para discutir las problemáticas de los trabajadores. ¡Estás condenado a perder! Si vos sos un trabajador que no tenés una organización que te defienda por el motivo que sea ¿qué esperanza podés tener de que un tipo como Cavalieri vaya discutir tus problemas?
La CGT está conformada por la gente que cierra salarios a la baja, que está muy despegada de los trabajadores. Y a la hora de juntarse hacen diferencia con los que realimente quieren pelear como Pablo Moyano.
T: ¿Se puede hacer un paralelo en la situación actual de lo que pasó en los 90´s? ¿Pensás que el descreimiento puede ser el germen de un gremialismo que vengan a suplir las carencias?
DY: Creo que va a pasar. No sé dónde. No veo quien puede liderarlo, pero hoy las cinco centrales sindicales no son alternativas para las respuestas de los trabajadores. Hoy no sé si hay un líder como fue Moyano, que en ese momento tenía una espalda importante con muchos gremios de incidencia económica en el país. Pero siempre el movimiento obrero ha sabido salir de situaciones difíciles y en la medida en que haya organizaciones como la nuestra, que sigan peleando sin una ambición política, va a aparecer una alternativa.
“Tenía esperanzas en que Hugo Moyano pudiera revertir esa decisión de ir a la AFA a boludear con los futbolistas y se quede con los trabajadores”
Yofra creció con su abuela. Su padre y su tío estaban presos en los tiempos de dictadura, ambos por su militancia gremial. “Mi abuela me crio diciendo ´mirá lo que les pasa a los que militan´, relata. Pero algo de eso parece haberle quedado en el ADN. El hijo de quien llegara a ser secretario Adjunto de la mítica UOM de Villa Constitución, se plantó para democratizar un gremio en el que asumir un cargo era prácticamente imposible para un trabajador raso. A la hora de ir por más, mira con expectativas y pesimismo, en partes iguales, las posibles salidas del movimiento obrero.
Telam: ¿Arriesgás algún nombre o algún espacio para canalizar el descontento de las bases?
Daniel Yofra: Yo tenía muchas esperanzas en que Hugo Moyano pudiera revertir esa decisión de ir a la AFA a boludear con los futbolistas y se quede con los trabajadores. Era un tipo que tenía mucha presencia, más allá de las críticas que pudieran haber sobre su conducción, todavía sostenía poder de convocatoria.
T: ¿Tuviste esperanza en que el triunvirato cubra el espacio que dejó Moyano?
DY: No. Porque el mismo análisis que hago de la CGT ahora, lo hacía al momento de la elección del triunvirato. Son los mismos que nunca pararon y arreglaron los salarios de acuerdo a lo que estipulaba el gobierno o consensuando con su patronal.
T: Ustedes protagonizaron el paro más emblemático de una ronda paritaria del kirchnerismo. ¿Cómo imaginás este año las negociaciones?
DY: Esos 25 días de paro le sirvieron a todos. A nosotros y a las patronales. Las patronales se dieron cuenta que nosotros no somos ventajeros y pedimos de acuerdo a la coyuntura. Pedimos lo que nos hace falta. Si a ellos les va 15 puntos, nosotros no le vamos a pedir esos 5 puntos de más. No estamos pidiendo salarios para un safari en África ni para un crucero en la Antártida, queremos tener una vida digna como trabajadores. Eso lo entendieron los empresarios y el Gobierno va a entender que el sector nuestro está en otra situación y no se debería meter.
T: Desde 2013 pareciera que hay un retroceso en las demandas del movimiento obrero que se encuentra a la defensiva
DY: Nosotros no prestamos atención a eso. Por eso el año pasado sacamos un bono de 21.500 pesos y lo único que hicimos fue agregarle el porcentaje de las paritarias de ese año al premio que discutimos a fin de año. A los demás les pareció una locura.
T: Era muy diferente a la discusión que estaba teniendo el resto
DY: Yo me acuerdo que hay dirigentes que se hacen los revolucionarios y en su momento decían que había que privilegiar el trabajo a cambio de perder salario. Y te digo uno: Yasky. Nosotros estuvimos en una charla y le pregunté qué pensaba como integrante del Consejo del Salario que arreglaban un monto tan miserable. Y él me respondió que priorizaban las fuentes de trabajo. Hoy no tiene les fuentes de trabajo y los que quedaron tienen salarios bajos.
La fórmula de mantener salarios bajos para priorizar el empleo no funciona. Sino miremos los noventas: tuvimos el salario congelado diez años y cada vez teníamos más desocupación y más pobres.
Fuente: Telam