El plenario y acto de cierre se realizó en el Teatro Municipal de Ensenada y tuvo como anfitriones al intendente local, Mario Secco y el apoyo de las dos CGTs platenses. Leandro Ciriaco, del sindicato de Obras Sanitarias (SOSBA), último titular de la JS, cedió su lugar al petrolero Nahuel Chancel (SUPEH).
El acto de cierre tuvo discursos emotivos y acalorados. Secco recordó la situación de Ensenada en los 90, pueblo obrero que sufrió con crudeza las políticas del menemismo y el delarruismo. El intendente recordó los ensenadazos, guisos populares que él mismo promovía. Lo continuó Ramón Garaza, que no pudo evitar lagrimear cuando recordó la privatización de YPF y cómo lo habían echado.
En la misma línea expuso Julio Castro, de SOSBA. Castro hizo hincapié en las venideras elecciones presidenciales y la importancia de ganarlas. Rafael Barbarulo, adjunto de UPCN bonaerense, también destacó la necesidad de imponerse en los comicios, “aunque tengamos matices con el gobierno, como es el impuesto a las ganancias”.
Todos los oradores tuvieron un párrafo sobre el salto a la política, de la que Secco, ex municipal, era el blanco de todos los elogios. Garaza es precandidato a intendentes de Berisso, y su iniciativa fue comparada con la de Omar Curto en Tres de Febrero y el Barba Gutiérrez en Quilmes.
Lo discursos más encendidos los dieron el secretario general de la JS nacional, Hernán Escudero y el novel dirigente Chancel. Escudero festejó el traspaso de autoridades, “que confirma que esta es una construcción colectiva y no en función del beneficio de uno solo”. Luego se refirió con sorna a Facundo Moyano. Sin mencionarlo recordó a aquel “que primero iba a ser gobernador bonaerense de Massa, después ministro de Trabajo, después secretario de Transporte y hoy mendiga por renovar su banca de diputado”.
A modo de cierre, agradeció el acompañamiento de los secretarios generales, “lo que demuestra que en los gremios existe mucho juego para desarrollar iniciativas como esta”. Chancel no fue menos crítico del hijo menor de Hugo. “La traición de Facundo Moyano nos hizo perder dos años, pero acá seguimos, trabajando, creciendo”.
La defección del más chico de los Moyano, paradójicamente, está funcionando como un fortalecedor de la identidad del espacio.
Fuente: APU