Por Alejandro el “Gitano” Ulloa @GitanoUlloa
¿Te acordás hermano?
Toda nuestra vida hemos sabido de la existencia de otros tiempos y de otros lugares que hoy nos parecen un sueño. Nuestra niñez y aún la primera juventud fue una experiencia realizada cuando nuestra conciencia no estaba formada todavía, cuando éramos un alma fluctuante, una conciencia y una identidad en proceso de formación y también de olvido. Eso fue hasta que todo se estructuró en nuestra memoria, empujada por el colectivo al que nos subió la vida.
Recordamos muchas cosas sin tener que googlearlas. Tenemos visiones confusas de lo que contemplaron los ojos del (o de la) “peque” que fuimos. Nuestras aspiraciones no son más que una mezcla de las cosas que ya conocemos. La esencia de nuestros sueños más puros proviene de nuestra experiencia pasada y presente. La experiencia es el ser social que determina la conciencia.
Aquellas visiones primeras que formaron nuestra memoria colectiva son visiones de ensueño. ¿De dónde surgen, entonces? ¿De otras vidas? ¿De otros mundos? Tal vez cuando hayas leído el artículo tendrás alguna respuesta a las incógnitas que planteamos y que vos mismo, antes de leer, tenías planteadas.
Hay una reconstrucción del pasado producto de huellas que han quedado y fueron estudiadas por personas que hacen esa tarea desde su punto de ubicación en la historia. Dicen que alguna vez las patronales se llevaban el cincuenta y los trabajadores la otra mitad del producido. Juan Domingo Perón, en un discurso pronunciado en 1973, habló de las ganancias que se generaban en el país, y prometió que “en cuanto a esa ganancia, el Gobierno se ocupará de que sea distribuida con justicia entre todos los que la producen, sin colateralismos y sin ninguna ficción: ‘fifty-fifty’, como dicen, mitad y mitad.” La cifra representa la proporción que se llevan los trabajadores del valor producido en el país. El resto serían ganancias de las empresas y rentas. Aún en el mejor momento económico de la Argentina en este siglo (2011) los trabajadores apenas recibieron una cifra cercana al 40%.
Aguante laburar, carajo
Las fuentes de trabajo son lo primero a la hora de hablar de la vida. De qué vas a laburar, cuánto vas a ganar, cómo se reparte la ganancia. Esa sería una circulación virtuosa del dinero. El movimiento obrero gana, vive y consume para mantener a su familia. Genera así la demanda necesaria para poner la rueda a girar. Los dueños de las empresas que contratan mano de obra vuelven a poner en marcha las fuentes de trabajo donde van los obreros a vender su mano de obra. No debería costar mucho trabajar menos para que podamos trabajar todos, y ganar un sueldo digno. Está probado que se produce lo mismo, hay menos accidentes y la vida es más feliz.
La ofensiva patronal contra los derechos de los trabajadores con proyectos de reforma laboral como el “Mochila Argentina” ‑que presentó un megaempresario textil y dueño de la Platex‑ no resisten la mirada social. Quieren liquidar la indemnización por despido a pedido de la Unión Industrial Argentina, comandada por alfiles de Paolo Rocca desde la poderosa Asociación Empresaria Argentina (AEA).
Hace rato que esos proyectos son resistidos por una nueva clase obrera formada y forjada en la resistencia contra el macrismo por fuera de una CGT oficial que no “ponía la fecha”. Un diverso tipo de laburantes va reemplazando en una sucesión natural a aquellos trabajadores de fábrica, una segunda generación de sindicalizados, que venían reemplazando a aquellos obreros textiles o de los ingenios de la primera hora. Con la potente irrupción de los trabajadores de cuello blanco y trabajadores de servicios como transporte, salud, bancarios, estatales y maestros. La masa de trabajadores es igual, pero es muy otra. Ni hablar de la legión de teletrabajadores que todo el tiempo operan desde las redes de su desconformidad.
Los movimientos sociales surgidos en los intersticios de la brutal desocupación de los noventa con los fogoneros de Cutral-Co marcaron un camino con su ejemplo de resistencia. “Piquete y cacerola, la lucha es una sola” fue una epifanía poco duradera. La institucionalización de los planes sociales y la asistencia estatal tampoco resulta placentera. El secretario general de la UTEP, Daniel Menéndez, planteó que el sistema de planes sociales y ayuda económica gubernamental no va más y que “hay que poner el eje en el laburo y un crecimiento de la periferia hacia el centro”, un tema picante si los hay. Menéndez pidió abandonar la fragmentación de los movimientos sociales “una señal que apunta a los resabios que el neoliberalismo nos dejó”, entre las organizaciones “acentuando el individualismo” del campo popular.
Elecciones: candidatos obreros que sepan de qué se trata
La CGT pide espacio para sus candidatos, las CTAs quieren puestos expectantes. El Evita de Pie, transformado en un mega movimiento social con puestos de responsabilidad gubernamental ahora va por cargos legislativos tras conseguir la cabecera del sindicalismo social en la UTEP. Todos disputarán lugares en las listas bajo el sol junto con el PJ, el albertismo, el kirchnerismo de paladar negro de la mano de Cristina y los renovadores de Massa. Todos necesitan un Programa para resistir un archivo. Por ahora todos van rumbo a la rosca de candidaturas y no a la discusión del proyecto.
Para la política en general, el movimiento obrero parece ser prescindible, y no es prioridad salvo para decirle a todo que sí a cambio de prebendas con las obras sociales o maniobras ministeriales de prórroga de mandatos. Así no va la canción y el volumen del reclamo va aumentando. La “columna vertebral” no puede ni debe quedar fuera de los lugares donde se toman las decisiones más importantes y trascendentales de la política.
Candidatos que suman
Sepamos unirnos para construir una sociedad más justa,
donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su Compañero y su Hermano.
AGUSTÍN TOSCO
En ese marco de unidad aunque duela surge con fuerza la candidatura de Eduardo López, maestro y luchador, protagonista de la épica resistencia de los docentes ante el desborde presencialista de Cambiemos-Larreta por los márgenes del PJ capitalino, que se abstuvo de participar del debate. Fue un año y medio de disputa sobre la educación que se llevó puesta a la viceministra Adriana Puiggrós, pero fortaleció a “Eduardito”, un docente de hablar tranquilo y posición de firmes que le explicó muy clarito a la comunidad educativa como enfrentar en un distrito de abrumadora mayoría cambiemita a la locura aperturista del negacionismo.
“El Frente de Todos tiene que extender su representación a organizaciones sociales o gremiales que quizás no tengan participación partidaria. Hay que seguir el ejemplo de Evo Morales, de Chile, donde hay representaciones de los pueblos originarios, de los sindicatos, de los estudiantes, de los feminismos. Y creo que el Frente de Todos tiene que ampliar la base de representación a quienes venimos luchando contra el macrismo y el larretismo. El nombre es lo de menos, puede ser un compañero de los estatales, de los sindicatos de prensa, de los metrodelegados, del feminismo, de los estudiantes, de los padres cooperadores y madres organizadas en defensa de la educación, las cooperativas, pero creo que esos sectores tienen que participar del proceso electoral de septiembre y noviembre y ser parte de las listas que quieran incorporarlos.”
López es ahora el candidato natural de la porción laborista de la Capital reunida con Carla Gaudensi, Beto Pianelli y el Tano Catalano en Movemos, donde estatales, subterráneos, docentes, y trabajadores de prensa junto al movimiento social La Dignidad lucharán por conseguir con sus candidatos los 34.000 votos que necesitan para colocar un hombre en la legislatura.
Participación en las ganancias y salario digno
Algunos políticos regalones se animaron a poner algo parecido en la Constitución (art. 14 bis): El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario mínimo vital y móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado público; organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial.
Queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de su empleo.
El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por los interesados con participación del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes; jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna.”
Contra el espejismo de la democracia
La acción concreta del capitalismo luego de una tragedia humanitaria nunca trajo cambios para bien. La pandemia no va a cambiarnos tanto como para evitar la tragedia en que nos tiene sumergidos el actual sistema. Cambiaremos algo –mejor si es todo– con el accionar como sujetos históricos de quienes actuemos sin pedir permiso.
En las sociedades democráticas modernas la libertad de los individuos, formalmente consagrada por las normas jurídicas del Estado, es un espejismo cuando no tiene contrapeso de resistencia social, gremial, ciudadana, o por lo menos conforma una realidad severamente limitada y distorsionada por la existencia de instituciones cerradas donde opera lo que Foucault denominó la “microfísica del poder”.
La aplicación de cambios económicos el día después de la peste promete brindar un alto grado de aceptación en la población. El asistencialismo recortado, pero elevado a la máxima potencia histórica, deja las bases para consagrar el ingreso universal mínimo o ingreso ciudadano. Es mucha plata dentro del presupuesto, pero no mueve el amperímetro de la economía.
El nuestro es un país con variadas posibilidades de desarrollo y crecimiento científico tecnológico, sólo falta encarar las centrales reformas de fondo como la Nacionalización de la Banca, la Estatización del Comercio Exterior, la Reforma Agraria y el Control de los Monopolios.
Es posible dirigir la proa decididos hacia el proceso de renovación de sus dirigentes y recuperar la memoria histórica no sólo de sus mártires sino de las batallas que la transformaron en un sujeto político de imprescindible presencia. Se trata de generar una fuerte mayoría que sostenga el proyecto nacional y popular y que liquide la recurrente estrategia de esa minoría intensa con un enorme potencial de daño, ahora con su capacidad de fuego incrementada tras su paso por el gobierno por primera vez en más de cien años mediante el voto popular.
La vida va a resetearse tarde o temprano; el fin de la pandemia más triste llega de la mano de los cien mil compatriotas caídos por la enfermedad y de los millones que enfermaron y zafaron, de los otros millones que se están vacunando y de la decisiva mano que nos dio la suerte de que volteáramos a Macri con un montón de votos. Tal vez en tu vida anterior lo viviste y no te acordabas.
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