Más de 30.000 productores y productoras de todo el país, conformaron la Federación Rural para la Producción y el Arraigo. Aseguraron estar «cansados de la falta de representatividad de las entidades agrarias» y decidieron lanzar su propia herramienta gremial.
En el Día del Agricultor y la Agricultora y tras meses de debate y crecimiento, más de 30.000 productores distribuidos en 19 provincias del país, decidieron lanzar la nueva Federación Rural para la Producción y el Arraigo, que servirá como órgano de representación gremial de las familias agricultoras que hoy no están representadas en ninguna de las entidades agrarias existentes, y que sin embargo tienen pedidos urgentes como el acceso a la tierra, al crédito, a un comercio justo sin intermediarios y al apoyo de las economías populares.
A través de un documento fundacional, sostuvieron que esta nueva Federación surge “de la necesidad de los sectores históricamente postergados de la ruralidad argentina”. Está integrada por arrendatarios, chacareros, pequeños y pequeñas productores agrícolas y ganaderos, campesinos sin tierra, cooperativistas, familias agricultoras, pueblos originarios, y pescadores artesanales.
También integran esta nueva herramienta gremial, emprendedores nucleados en cooperativas con agregado de valor en origen, como fábricas de alimentos balanceados, de bioinsumos, y plantas lácteas.
“Nos organizamos para multiplicar nuestra fuerza, seguir dando estas batallas, amplificar nuestros reclamos y exigir políticas públicas que nos permitan trabajar y generar trabajo, invertir, crecer y seguir produciendo los alimentos necesarios para la vida digna del pueblo argentino”, esgrime el texto. “La Soberanía Alimentaria es nuestro principal objetivo”, prosigue.
Desde esta Federación Rural, detallaron que vienen creciendo desde hace 15 años, y que en ese lapso se generaron nodos de comercialización, puestos en mercados concentradores y regionales, un puesto en el Mercado Central de Buenos Aires, y la logística para la venta de sus producciones. Una de esas herramientas es “Pueblo a Pueblo”, un mecanismo de venta y distribución directa minorista, que acerca mensualmente más de 40.000 kilos de alimentos frescos, sin intermediarios, del productor al consumidor.
Nuevo modelo agrario nacional
También subrayaron la necesidad imperante de un nuevo modelo de producción y desarrollo agrario, con soberanía alimentaria, acceso a la tierra y “una agricultura familiar fortalecida”, ya que, recordaron, son quienes producen alimentos de calidad para el mercado interno. “Un modelo agrario con justicia social y soberanía política, donde se produzca con tecnologías del siglo XXI, los créditos sean accesibles y no privilegios de unos pocos”, agregaron. Y que los insumos ya no sean dolarizados “sino un factor productivo al alcance de los que trabajamos”.
Tampoco olvidaron la importancia de producir de manera sostenible cuidando la naturaleza, “por nuestra salud y la de todos, pero fundamentalmente por las nuevas generaciones que demandan la posibilidad de un futuro cierto, sano y de prosperidad”. Para ello cuentan con la Escuela Nacional de Agroecología en La Plata, que realiza capacitaciones junto a la Universidad Nacional de esa ciudad para agricultores de todo el país.
Aclararon que buscan el desarrollo de otra economía, “con valores de distribución y no de acumulación”, de economía popular y campos con gente, “de pueblos con vida”. Que mejore las condiciones de la ruralidad para favorecer el arraigo de la juventud, que genere más y mejores puestos de trabajo “y permita repoblar nuestro interior olvidado”.
Resaltaron también lo que es un pedido común del sector de los pequeños y medianos productores, que el Congreso apruebe las leyes de Acceso a la Tierra, Protección de Cinturones Verdes y Fomento a la Agroecología. Y que se reglamente con un presupuesto acorde la Ley de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar.
Por último, el documento que subieron en sus redes (@federacionruralpa) hace un raconto de los orígenes del nuevo espacio gremial: “venimos de largas caminatas de nuestro pueblo mestizo, campesino, migrante, indígena y chacarero. Nacemos de las resistencias al despojo y colonización que llevaron adelante nuestros hermanos originarios, nacemos de las banderas del Grito de Alcorta, esa revuelta campesina de hace un siglo, cuyas consignas siguen tristemente vigentes, por la lucha contra la injusticia que sufren cotidianamente las familias trabajadores del campo, nacemos de las Ligas Agrarias que lucharon contra la explotación campesina en los años más trágicos de nuestro país, y no caminamos solos, lo hacemos junto a otras y otros que quieren un campo que promueva el Buen Vivir”.
“Somos una herramienta gremial de organización y movilización para que los sectores postergados de la ruralidad podamos levantar la cabeza, ponernos de pie y ser escuchados”, sostiene con firmeza el texto fundador de esta entidad agraria.