La justicia federal de Tucumán pidió la elevación a juicio de una causa por trata laboral contra los tres dueños de una fábrica de ladrillos que fueron acusados por haber «captado y acogido en forma organizada» desde 2014 a unas once personas en «situación de vulnerabilidad» para explotarlas laboralmente en su empresa donde vivían en piezas con «piso de tierra» y sin baños.
Así lo informó hoy el Ministerio Público Fiscal (MPF) al señalar que el subrogante fiscal federal 2 de Tucumán, Agustín Chit, solicitó llevar a juicio a Néstor Héctor Daghero y sus hijos Héctor Adrián y Cristian Esteban como imputados por «haber captado y acogido en forma organizada al menos desde mediados de 2014 a un numeroso grupo de personas en evidente situación de vulnerabilidad, para explotarlas laboralmente en la actividad de producción de ladrillos para la construcción».
El caso fue detectado en un inmueble ubicado en la ruta provincial 305, kilómetro 9, donde funcionaba la empresa dedicada a la preparación de ladrillos que los acusados llevaban adelante al menos desde mediados de 2013, indicó en un comunicado el MPF.
En ese aspecto, explicó que consideraron víctimas a «todas aquellas personas que fueran identificadas en el predio de explotación» y no solamente a quienes fueron mencionados en el procesamiento, mientras que la cantidad de víctimas «excede» aquellas sobre las que lograron concretar su declaración y correcta identificación.
El MPF remarcó que «todos los imputados fueron responsables de la captación de las víctimas» por diversos mecanismos y, según la investigación judicial, los trabajadores manifestaron «haberse acercado allí en búsqueda de trabajo» y confirmaron que los acusados «los atrajeron para sí, para luego acogerlos y explotarlos laboralmente en el predio de la ladrillera».
Respecto a las víctimas, varios de ellos migrantes bolivianos, la investigación constató que vivían «en piezas individuales de 4 x 3 metros aproximadamente, de ladrillo y asentada en barro, con techo de chapa y piso de tierra, con cocina a leña», donde «no contaban con baño y para higienizarse debían hacerlo en tachos con agua».
Respecto a las condiciones en que se desarrollaba la actividad laboral, verificaron que el trabajo consistía en picar la tierra, mojar, echar bagazo y pisotear descalzos.
Además, el MPF reportó que los obreros iniciaban la jornada a las 4 para «producir por día aproximadamente 700 u 800 ladrillos» y como paga recibían «aproximadamente 400 pesos cada mil ladrillos fabricados», mientras según testimonios de las víctimas «cuando estaban enfermos no recibían ninguna clase de atención y si no trabajaban, no cobraban».