El tema fue analizado en una reciente reunión regional tripartita realizada en la ciudad peruana de Lima, en la que participó la Argentina a través de funcionarios del Ministerio de Trabajo.
El organismo laboral tripartito mundial reclamó la adopción de «urgentes medidas de transición a la formalidad para garantizar a los jóvenes un futuro mejor y aprovechar su aporte para el progreso social y económico de las diferentes naciones».
La informalidad laboral y la transición desde el empleo informal al formal será este año uno de los temas prioritarios a analizar por la 104° Conferencia Internacional del Trabajo (CIT), que deliberará en Ginebra, Suiza, entre el 1° y el 13 de junio.
«El desempleo juvenil es muy elevado, aunque apenas la punta del iceberg del problema de la ausencia de oportunidades para quienes recién inician la vida productiva», expresó Elizabeth Tinoco, directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe, en una reunión regional sobre el tema en la capital peruana.
El encuentro convocó a representantes de gobiernos, empleadores y trabajadores y a especialistas de la OIT de África y Asia para analizar de forma más detallada cuáles son las políticas que funcionan al enfrentar la informalidad en el empleo juvenil.
Seis de cada diez empleos para los jóvenes son informales, alertó la OIT en un informe preparado especialmente para la reunión.
En general, son puestos de trabajo de mala calidad y escasa productividad, con salarios reducidos, sin estabilidad ni perspectivas y ausentes de protección social o derechos.
«Hay un desafío político importante, porque el elevado desempleo e informalidad configuran un cuadro en el que se generan altas dosis de desaliento y frustración por la falta de oportunidades», afirmó Tinoco, quien añadió que cuando los jóvenes solo acceden a empleos de mala calidad «se compromete su trayectoria laboral futura».
¿Cómo afecta la situación laboral juvenil su vinculación con la democracia?, planteó la directora regional de la OIT, y reseñó que las dificultades para acceder a un empleo digno perpetúan los ciclos de pobreza y traban la lucha contra la desigualdad.
En América Latina y el Caribe hay unos 108 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años, de los cuales unos 56 millones integran la fuerza laboral, es decir, tienen un empleo o lo procuran.
Entre ellos, la tasa de desempleo alcanza a 13,3 por ciento en el promedio regional, el triple que la de los adultos, y más de siete millones de jóvenes no logran un empleo, lo que equivale al 40 por ciento del total de los desocupados en la región.
La situación se agrava con una tasa de informalidad juvenil no agrícola del 55,7 por ciento en el promedio regional, más de ocho puntos porcentuales que la tasa general del 47 por ciento.