(Por Luis Autalán @luisautalan / Fotografía Ariel Gaspardi) Con la inflación en el podio de las preocupaciones sindicales, y a conciencia de que toda mejora salarial el empresariado la traslada a precios, barajando los datos del Presupuesto 2023 y repasando las lecciones que dejó la pandemia Sebastián Rodríguez, secretario de encuadramientos en el gremio de viajantes consideró imprescindible recordar que el incremento sostenido de precios no es un invento de los gobiernos populares y destacó el rol histórico del peronismo a través de los años.
La cuestión generacional hace al Movimiento Obrero Argentino, es tan inevitable como el tiempo y asumirla se robustece en cuanto al ejercicio de lo que Luis Alberto Spinetta definió como «Los libros de la buena memoria», por allí van los desafíos del sindicalismo. Sebastián Rodríguez, secretario de Encuadramientos de la Federación Única de Viajantes de la Argentina (FUVA) y en la Asociación Viajantes Vendedores de la Argentina de Industria, Comercio y Servicios (AVVA) tiene 43 años y dentro de su grupo etario vive atento al espectro de la información imprescindible para cumplir su rol, en tiempos de la comunicación segundo a segundo.
La dinámica de «lo que vendrá» asoma como una de sus preocupaciones tomando referencia en la reciente pandemia y los cambios del mundo laboral que iban a llegar y anticiparon su presencia. En lectura de conjunto tales premisas hacen a su gremio, el sector empresario, el rol del Estado, y con valor agregado a la misión federal de una organización que más allá de la evolución tecnológica tiene el realce del contacto «persona a persona», marcando diferencias de calidad y modos en labor pero también de representación de afiliadas y afiliados.
Apenas algunos datos de color en la charla con InfoGremiales para saber que, como el citado Spinetta, él también es de River Plate, que si tiene que elegir un concierto de rock destaca a los Rolling Stones en Montevideo al que asistió y recuerda con singular cariño. Una postdata para su esposa que le repasa datos o situaciones que él en su vértigo gremial no alcanzó a tomar en cuenta y la valoración para las cenas que comparte con ella. Más allá de las cuestiones técnicas su gremio rescató y rescata algunos intangibles que hacen al trabajo singular de quienes tienen que potenciar ventas en las arenas económicas por lo general ardientes de la Argentina. Pero ya lo pontificó Arturo Jauretche, «nada grande se hace sin alegría».
«¿Cómo se genera trabajo? Creo que nos vamos a tener que aggiornar. Nosotros como gremio ya lo tratamos de hacer con algunas medidas y empezar a entender qué es lo que viene en materia laboral»
Sebastián Rodríguez
-¿Viajantes de Comercio nos remite casi a un oficio romántico en la historia de la Argentina?
-Ha pasado mucha agua bajo del puente, porque esto noslleva un montón de reuniones con empresarios chicos, grandes, en todo el país. Y hace tiempo, diez años por lo menos, que siempre nos dijeron que la actividad iba a desaparecer, por la tecnología y otras cosas. Esa nostalgia que vos marcás hace también a la realidad, porque seguimos en actividad y con diferentes formas de trabajo. Seguimos con nuestro convenio colectivo de trabajo, nuestra actividad existe y es necesaria, que es lo más importante. Imagínate que caso contrario, no existiríamos más en serio, como nos decían los empleadores. Sí, cambió la actividad, cambió la forma, pero nos adecuamos, y tenemos que ser inteligentes, darle las herramientas a los empresarios para que puedan aplicar nuestro convenio colectivo de trabajo. Queremos a la gente dentro de esa normativa, que estén en blanco, por eso hace ya 10 años que estamos haciendo paritarias con todas las sumas en blanco. No tenemos más el «no remunerativo», no tenemos nada que no aporte a la seguridad social, a la jubilación.
-Todo dentro de la ley
-Sí, porque es lo que corresponde, el Consejo Directivo así lo determina cada vez que nos dicen qué quieren en las paritarias. La nostalgia existe, insisto, esos viajantes de antaño que iban con el muestrario por las provincias, siguen habiendo esos trabajadores, ahora ya no van con el muestrario van con una computadora, con una terminal. Y también están los otros, los que salen todos los días a las distribuidoras de consumo masivo, de servicios, de venta de productos industriales. Estamos vigentes, seguimos existiendo y con orgullo llevamos la representación de estos trabajadores.
-¿Si faltaba un examen para este gremio, llegó la pandemia?
-No fue fácil, fue raro, como toda la población nos empezamos a enterar de un montón de cosas que pasaban pero había que salir a laburar, y en un ámbito de consumo masivo eso era necesario para que a la gente le llegue su alimento a la mesa. Dentro de la cadena que nosotros comercializamos, tuvimos que empezar a hablar con los empleadores para que nos gestionen los permisos para circular, porque el trabajo nuestro se hace en la sucursal, en el almacén, en cada local y es presencial. Imagínate tratar de vender un producto por «Zoom», es muy difícil. Se nos complicó pero hicimos acuerdos con los empleadores y creamos el marco para que la gente pudiese ir a trabajar, los que podían claro. Y no fue sólo por una cuestión de mantener el puesto de trabajo, porque como no sabíamos qué pasaba no queríamos que haya un desbande y que las empresas echaran gente. Por suerte eso no pasó, pero si no se tomaban medidas, dentro de nuestra actividad, y a nivel nacional con la ayuda del Gobierno para pagar los salarios, hubiera sido muy difícil.
-Hoy en 2022 hay dos realidades, por un lado el empleo se mantiene y crece, pero la distribución del ingreso sigue siendo negativa para los trabajadores. ¿Cuál es su mirada al respecto, cómo comenzar a cambiar esa historia?
-A ver, el empleo registrado crece, lamentablemente tenemos un componente que nos obtura que es la inflación desbordada. Hay algo que no tenemos que olvidar, siempre se lo digo a todos los compañeros, que el gobierno de Macri se fue con el 53% de inflación. Siempre hay que recordarlo, es lo que pasó, la inflación no es un invento de este gobierno o de los gobiernos nacionales y populares. Que se genere trabajo siempre es bueno, pero trabajo en blanco, porque a los jubilados hay que pagarles un algún momento. Nosotros, como te decía desde hace 10 años, todos los aumentos salariales, todas las sumas fijas, todo eso se pacta de modo remunerativo, salvo alguna cuestión en particular que haya emanado del Poder Ejecutivo. Porque la gente merece estar en blanco y no solamente con un recibo de sueldo sino que su salario le genere la entrada al fisco y a la seguridad social como corresponde. Ahora, ¿cómo se genera trabajo? creo que nos vamos a tener que aggiornar. Nosotros como gremio ya lo estamos tratando de hacer con algunas medidas y empezar a entender qué es lo que viene en materia laboral.
-¿No sólo es lo que viene, sino lo que iba a venir y llegó más rápido?
-También debemos ver qué clase de trabajo podemos generar, depende del gobierno que estaba o el que esté. El gobierno de Macri llegó con el Uber, la precarización de los laburantes, iba en contra de los taxistas y los remiseros, que son una identidad que no se puede soslayar, el taxista, el remisero en Argentina, y más en Capital Federal, existieron toda la vida y son necesarios. Nosotros siempre prometemos y ofrecemos nuestro mejor esfuerzo para que haya trabajo registrado y que siempre las condiciones sean mejores y no para atrás. Cuando llegó la “uberización” estuvimos los sindicatos para tratar de que la gente no se precarice. Hay formas, cosas, que hay que mantenerlas, sea el gobierno que sea más allá de las preferencias de cada uno, tienen que saber que el trabajo se tiene que generar en blanco, formal para que la gente, para que las familias puedan desarrollarse como corresponde. Repito el tema de los jubilados, porque los activos aportan para cuando dejen la actividad y le pagan a los pasivos. No nos olvidemos que el gobierno anterior impulsaba una reforma en contra de los jubilados.
-La derecha ya avisó que, de regresar, habrá un cambio y más rápido no sólo en materia previsional. ¿Mientras tanto el campo nacional y popular, no pierde tiempo en discusiones como si el kirchnerismo es peronismo o no? ¿No es otorgar ventajas al adversario político?
-Sí, es una cuestión personal, un pensamiento propio, yo creo que sí. Ahora, si estamos perdiendo el tiempo no lo sé, capaz que es para una cuestión interna que se está haciendo eso, no creo que las grandes empresas, los grandes medios, los poderosos de este país, estén pensando si el kirchnerismo es peronismo. Es más, creo que no quieren nada parecido al peronismo, ya lo tienen muy claro, capaz que nosotros no, y tenemos esa discusión que no lleva a nada pero creo que es así.
«Los sindicatos tenemos que demostrar que somos parte de la solución. Si te ponés a pensar y vas rememorando lo qué hizo el Movimiento Obrero, creo que fue el sector que se manejó con más responsabilidad que el Estado, los representantes del Estado y los empresarios»
-A la CGT incluso con sus divisiones se la puede emparentar con el Frente de Todos, algún dirigente nos dijo, en este ciclo de entrevistas, «nos une el espanto». Desde el Congreso de Parque Norte en noviembre hasta ahora, se mantienen diferencias muy fuertes, mientras que los intereses del movimiento obrero, estructuralmente, son los mismos.
-Dejando de lado las diferencias que puedan tener los dirigentes, a nosotros nos tiene que unir un solo objetivo que es el de establecer cuestiones básicas para nuestros representados, para todos los trabajadores de la Argentina, sea la actividad que sea, si es más grande, más chica, si tiene un gremio más poderoso o menos poderoso, todos tenemos que estar encolumnados atrás de eso, de que los salarios sean competitivos. Ahora hay una cuestión muy complicada como la inflación, y ahí estamos todos los gremios tratando de empatarle a la inflación, por lo menos, eso es lo que tiene que defender a mi criterio un representante sindical. Creo que se está haciendo eso más allá de tires y aflojes. Ahora en la composición de la CGT con un triunvirato de tres sectores, a mí modo de entender no corresponde. Tendría que haber un solo secretario general y todos tendríamos que estar encolumnados, como fue toda la vida. Si estos triunviratos sirvieron para que estén todos los compañeros del Movimiento Obrero estará bien. Pero creo que tenemos que ser un factor de poder dentro de la discusión, nos tienen que llamar siempre, tanto el Estado como los empresarios. Y los sindicatos tenemos que estar siempre porque somos parte de la solución. Nosotros tenemos que demostrar que somos parte de la solución. Si te ponés a pensar y vas rememorando lo qué hizo el Movimiento Obrero, creo que fue el sector que se manejó con más responsabilidad que el Estado, los representantes del Estado y los empresarios.
-En ese punto, ¿al ser secretario de encuadramiento de una organización tan federal como los viajantes de Comercio hay una visión más integral del país? Porque se dice que Dios está en todas partes pero la oficina central está en Buenos Aires…
-Creo que ayuda, tenemos un grupo de compañeros que están en los diferentes sindicatos que entienden lo mismo que nosotros y una directiva de nuestro secretario general respecto a que ser federal es llevar esta actividad desde Jujuy a Tierra del Fuego.
-Pero de verdad, no de «boquilla».
-Lo practicamos, tenemos sindicatos adheridos, delegaciones. Donde no tenemos sindicatos adheridos nuestra organización nacional AVVA abrió delegaciones en lugares que no teníamos representación, porque no hubo compañeros que se prestaron para esta cuestión sindical. Nosotros con las delegaciones consolidamos incluso la obra social para darle atención a la salud de los compañeros de las diferentes provincias. Como decís, “Dios está en todas partes pero tiene oficina central acá en Capital”, ahora las cuestiones y los problemas de los trabajadores de norte a sur son los mismos. Lo que te podés encontrar son cuestiones simples, de qué pasará en el NOA, que toda su vida ha tenido un salario o un ingreso «per cápita» mucho más bajo que el centro, el sur también tiene los mismos inconvenientes, será por una cuestión demográfica, menos gente que vive en más extensión. Por eso en el caso nuestro, en el convenio colectivo no tenemos un salario básico. Cuando negociamos tenemos un mínimo garantizado, en esta ronda paritaria para febrero de 2023 va a llegar a los $138.000. Y eso quiere decir que el viajante de Jujuy, el de Córdoba y el de Chubut, van a tener un piso de $138.000. Vos me podés decir, ¿pero el empleador de Jujuy puede pagar los $138.000? Porque también depende de la actividad, ese monto funciona como un piso o a veces como un techo, entonces los empleadores lo toman como un salario básico y nosotros vamos y les decimos «ojo, no es un salario básico, ustedes saben que en el trabajo nuestro la mayoría de los compañeros cobran comisiones, la venta genera una comisión, menos de $138.000 no van a poder cobrar». Entonces, depende de la empresa, alguna distribuidora del Norte, del NOA que es complicado, dicen bueno ¿cuánto es ahora, $138.000? y nosotros tenemos que andar corriendo.
-Diría el «Indio» Solari toda paritaria es política.
-Con nuestra negociación paritaria creemos cubrir federalmente todas las requisitorias de los compañeros. ¿Se tapan cosas? Se tapan un montón de cosas, pero no todo se puede conseguir siempre, más allá de que tenemos buena relación con las cámaras empresarias, a veces cuesta hacerles entender cuáles son las problemáticas de los laburantes, es complicado.
-Además son discusiones donde no todo es por plata además.
-No, pero igual no hay un componente ideológica, por lo menos no la recibimos nosotros cuando nos sentamos en una paritaria, de parte de los empresarios. Ellos también entienden que somos parte de la solución y si le pedimos algo en una reunión paritaria entienden que es necesario y siempre tratamos de llegar a un acuerdo. Por suerte eso se fue dando, puede tardar un poco más, un poco menos, un poco más de lucha, un poco menos, pero ellos saben que si lo pedimos no es un capricho, es porque es así, tenemos este problema, tenemos un inconveniente, pasa esto aquí, pasa esto allá, y ellos lo entienden.
-¿Me está diciendo que no son mayoría los empresarios que consideran que pagar salarios es una pérdida y no una obligación contraída, justa, legal y más?
-(Sonrisas) Pará, lo que te dije recién es con las cámaras empresarias. Después tenemos que ir al llano y hablar con cada uno de los empresarios, chicos, medianos y hasta grandes, para tratar de ver qué es lo que están haciendo. Ojalá fuera todo tan lineal, nosotros firmamos un acuerdo y todo funciona, bárbaro, «menos mal que están ustedes, pagaron los $138.000, muy bien». No funciona así, están los problemas que hay en cada uno de los establecimientos. A mí me gusta hablar con los dueños de las empresas todas estas cuestiones. Específicamente el casi mío con los encuadramientos, se encuadra mal a la gente, hay una cuestión meramente patrimonial para ellos, y nosotros vamos y se lo explicamos. Y nos gusta decírselo a los dueños porque son los que tienen que poner la mano en el bolso. A veces nos toca mucho hablar con contadores y abogados, porque algunos empresarios no quieren sentarse a hablar con nosotros. Y no es lo mismo que venga un abogado o un contador, a contarte qué es lo que pasa. En sí también tenemos buena relación con las empresas porque, ¿qué queremos nosotros? Necesitamos que haya más trabajo, más actividad, que ellos vendan mucho, que tomen más vendedores, que los pongan en blanco. Sabemos lo que tenemos que defender, lo que no podemos claudicar, y que tenemos que ser inteligentes en el momento del reclamo. A veces también pasa que los delegados, los compañeros que nos vienen a ver, nos dicen: «queremos esto, queremos lo otro, porque si no vamos a hacer esto, lo otro», y nosotros somos el canal para conducir ese reclamo, caso contrario esto sería una anarquía. Necesitamos conducir, satisfacer los reclamos de los trabajadores y evitarle al empleador algún conflicto o algo que le pueda generar que su empresa, que es la que paga los sueldos para que esos trabajadores estén en blanco, cierre. Nosotros somos parte de la solución como te decía.
«A veces nos toca mucho hablar con contadores y abogados, porque algunos empresarios no quieren sentarse con nosotros. Y no es lo mismo que venga un abogado o un contador, a contarte qué es lo que pasa»
-Pensando en 2023 ¿qué parte de este presente no habría que estar padeciendo?
-Estaba viendo los números del Presupuesto que dice que va a haber un 63% de inflación, 2 puntos de crecimiento. Lo que sí veo es que si vamos a cerrar este año con casi 100% o, si llegamos a 63%, va a haber una desaceleración de la economía, la cosa se va a parar, todo este boom para una parte de la sociedad y que se ve ahora de cosas, con restaurantes llenos, turismo, hablo de la gente que se va el fin de semana, los que pueden como siempre, pero es un termómetro, y eso se va a frenar. Porque 63% de inflación es un montón, 90, 50 es un montón, espero que esa desaceleración tenga el paracaídas adecuado por parte del Estado para los compañeros que van a sufrir mermas en su actividad y por ende en su salario. Porque lamentablemente hay empresarios buenos y malos, y no sólo es maldad sino que si tienen que ajustar lo van a hacer por la variable más simple y fina que es la del laburante, ya sea con reducción de salario, salario al medio, parte del salario al medio, o directamente la extinción de la relación laboral. Si va a ocurrir, esperemos que el Estado esté presente, como lo estuvo estos tres años, tratando de poner paños en todas estas cosas, y creo que los sindicatos tenemos que estar atentos a esa desaceleración laboral porque va a traer inconvenientes, en el caso nuestro en el consumo masivo capaz no se note mucho porque la gente tiene que comer. Estaba leyendo al CEO de Syngenta (Antonio Aracre), dijo que había que hacer un shock, congelar precios, tarifas y salarios por 6 meses. La verdad, creo que hay que atender esa propuesta porque también nos quisimos juntar con las grandes empresas y esas compañías siguen aumentando los alimentos todos los meses, están pasando listas nuevas cada 15 días.
-Un clásico, los salarios van al frezzer y los precios al microondas o a las brasas…
-Claro, por eso digo, él tiene esa idea. Mínimamente, si somos inteligentes, tendríamos que ver qué es lo que propone, que no me parece que esté mal, no sé si es correcto. Ahora, lo que tratamos antes, de sentarnos y decirles: «muchachos no aumenten los precios, tengamos los precios cuidados, pórtense bien”, tampoco funciona. Después te va a poder salir otro y te va a decir “sí 6 meses sí», ¿y el mes 7? Bueno, yo no tengo esa idea del gran acuerdo nacional y esas cosas. Lo que sí sé, es que tendríamos que sentar a las grandes empresas de alimentos, a los grandes hipermercados, que son los formadores de precios, y decirles qué es lo que tienen que hacer. Hay que hacerlo, porque caso contrario de nada sirve. Se los digo a mis compañeros cuando me los cruzo y tengo charlas, nosotros negociamos el 70% de aumento salarial de un año a otro. Y el 70% es una barbaridad, ¿porque qué va a hacer el empresario para pagar ese acuerdo? Lo lleva a los precios. Entonces él va a pagar los $138.000, y va a subir los precios. Mientras los trabajadores que nosotros representamos van a ir al supermercado y van a dejar el aumento de salarios en las cajas del supermercado.
-Hizo una síntesis de economía y salarios en la Argentina. En este marco, ¿cuándo ve a trabajadores y pobres seducidos por la derecha, siente ganas de tirarte por la ventana?
-Si nos remontamos a la historia, y no solamente de la Argentina sino mundial, siempre que hay una crisis así, de pobreza extrema, y grandes crisis morales, siempre proliferan esos grupos que uno identifica como fascistas. Por suerte en la Argentina existió el peronismo para poder ponerle un coto a eso. Creo que son expresiones marginales pero que existen, y hay que tener cuidado, la mayoría están fuera del sistema, no terminás de saber qué hacen, ni de qué viven. Lo que me llama la atención es que sean chicos tan jóvenes, de 20 y pico años, que no vivieron lo que pasó en la Argentina y seguro no se tomaron el trabajo de leer nuestra historia. Eso es lo que me preocupa, que sean jóvenes más de que sean fascistas. Quizás que ni saben qué es lo que están haciendo, pero me preocupa esa juventud, que estén alienados con la tecnología, y creo que es el trabajo que tenemos que hacer nosotros de inculcar a los hijos de los compañeros en la cuestión de la historia argentina. Que se den cuenta cómo fue, y después que ellos tomen sus decisiones, pero hay que volcar eso a los compañeros nuestros y que ellos en su familia lo puedan transmitir.
-Le faltó reflejo y músculo a la dirigencia del Movimiento Obrero para pronunciarse contra el atentado a Cristina Fernández. ¿Está a tiempo todavía?
-El mismo día que pasó vi un documento de la CGT repudiando el hecho. Era lógico que había que hacerlo, es lo que corresponde, creo que no tomamos la dimensión de lo que podía haber pasado. Como no pasó, todavía no tomamos dimensión de lo que podía haber pasado si salía la bala. Si medimos lo que hizo o tendría que haber hecho la CGT, si un acto sí o un acto no, no lo sé, creo que con el documento está bien y después cada compañero sabe lo que tiene que hacer o lo que no.
-A todos nuestros entrevistados les preguntamos por el sostén de una actividad gremial que abarca gran parte del año, las 24 horas de cada jornada, nos referimos a las familias.
-Estoy casado con mi mujer, no tenemos hijos y por suerte todos los días, a un horario que no siempre es el mismo, porque a veces pasan cosas que hay que atender, llego a mi casa y ceno con ella.
-Sin el teléfono celular cerca.
-No le doy mucha bola a eso, mi casa es un cable a tierra, mi familia lo es y vaya si es necesario. Muchas veces hablo con mi mujer y ella me dice cosas de las que no me había percatado, uno está en su vorágine. Ella está ahora desempleada, trabajó en el Estado, pero quiere volver a trabajar urgente porque lo hizo desde los 18 años y quiere laburar.
-¿Tienen sintonía política?
-Por suerte sí, lo que hablamos y pensamos lo compartimos los dos.