El Frente Sindical se reunió de urgencia en la sede de Camioneros. Tras anunciar sus deseos de renunciar a la secretaría general de la CGT, Pablo Moyano convocó a los dirigentes que lo acompañan. No hubo consenso para una salida coordinada. Todos apuntaron a mantener la unidad. La idea es sostener el equilibrio en el triunvirato aunque hay dudas sobre su sostenimiento en el mediano plazo.
Pablo Moyano y los dirigentes sindicales que conforman el Frente Sindical para el Modelo Nacional se encuentra reunidos desde las 15 horas. La cumbre se convocó de urgencia luego de que el camionero dejará trascender su intención de renunciar al triunvirato de conducción de la CGT.
En estas horas, se filtró un primer acuerdo. Los sindicatos que integran el Frente Sindical decidieron quedarse en la CGT y lograron contener a Pablo para que también se quede ocupando su lugar en la conducción de la principal central del movimiento obrero organizado.
La decisión del dirigente camionero fue intempestiva, traccionada por los chispazos frecuentes entre los las tres partes y dejó al resto de los líderes cercanos a Moyano en alerta hasta la reunión. «Hubo varios que casi no pudimos dormir», confió un gremialista del espacio.
Moyano tomó la decisión luego de que lo excluyeran intencionalmente del encuentro en el que una comitiva de Azopardo discutió política económica y salarial, anoche, con el Presidente Alberto Fernández.
Sin embargo, la falta de consulta generó cierto grado de malestar entre los sindicalistas del Frente. Creen que la decisión apresurada no aportó en la búsqueda de soluciones y que hay que tener un horizonte algo más previsible. Las quejas llegaron hasta los oídos de Hugo Moyano.
Tras el descargo, todos conservarán sus lugares en el Consejo Directivo de la CGT y Pablo, atento a los pedidos, continuará en la conducción, representando a Camioneros.
Lo que queda en evidencia es que la voluntad de sostener la unidad «hasta que duela» está pero más de uno está evaluando en un plan B donde reagrupar fuerzas porque la CGT, así como está, no da garantías ni siquiera de continuidad y los enemigos del movimiento obrero esperan al acecho.