(Por Luis Autalán @luisautalan / Fotografía Ariel Gaspardi) A viva voz la secretaria general de los Trabajadores Viales, Graciela Aleñá, afronta la convicción que conjugan tanto el Frente Sindical moyanista como la Corriente Federal por la mejora de salarios urgente y sobre todo cuestiones de fondo, para reparar los errores «no forzados» del Gobierno. El macrismo como alternativa inaceptable para los trabajadores, el rol de la mujer y la necesidad de autocrítica para considerar, a horas del 17 de Octubre, que lealtad, peronismo y kirchnerismo son la expresión genuina y las sendas para defender al pueblo. Memoria activa en sus críticas a la CGT.
Los puentes sobre el Riachuelo que en el Barrio de La Boca reconstruyó personal de Vialidad, los cuadros de Benito Quinquela Martín, La Bombonera y otras postales del lugar hacen a lo que define como su identidad cultural y deportiva. «Soy fanática, pero fanática de Boca», firmó sonriente. Una materia pendiente asumida de leer la obra de Jorge Luis Borges y en cuanto a música, salvo el jazz, ella reconoce que gusta de diversos géneros y en días de levantar el ánimo confiesa que suele escuchar alguna cumbia.
No es casualidad la cita a Quinquela, porque la secretaria general del Sindicato de Trabajadores Viales (STVyARA) Graciela Aleñá también le comentó a InfoGremiales que el dibujo y filmar videos cortos la apasionan, incluso estudió cine en una escuela de Avellaneda. No se graduó por el frenesí de su trabajo sindical. Un trazo artístico que también tuvo otro dirigente del moyanismo, el fallecido titular de Udocba Miguel Angel Díaz, quién se refugiaba en un atelier para poner sobre lienzos el estrés sindical. El recuerdo entonces para el colega docente, con quien junto a otro peronistas la sindicalista Vial se opuso a Cambiemos y al macrismo propiamente dicho en los años potentes de la gestión de Mauricio Macri y sobre todo a uno de sus ministros, Javier Iguacel.
Aleñá resalta la simetría de Perón, Eva, Néstor y Cristina, con un párrafo especial a lo que significa el respaldo y avales de Pablo Moyano incluso para que ella ocupe la secretaría de Actas de la CATT, la de Igualdad de Oportunidades en la CGT y el haber llegado a la IFT, un foro internacional. Tiene algunos tatuajes, uno de ellos en un brazo, con una frase de Kirchner, «vengo a proponerles un sueño…». Como anfitriona tuvo una cortesía singular para dejar el sillón de su oficina y ocupar una silla frente a nosotros, evitando el escritorio que denota su jerarquía gremial y la zambullida a la charla con sus comienzos en el sindicalismo:
«Durante el macrismo la gran preocupación para nosotros era la gente que teníamos que defender. Quedaban dos cosas: o uno se ponía de rodillas -como hicieron algunos- o salíamos a pelear y por suerte ganamos esa pelea»
Graciela Aleñá
-Cuando entré a Vialidad Nacional muere mi papá, que también era parte de este gremio, y a los pocos días un compañero que se llamaba Quique Davidson, un arquitecto, con el cual yo me desempeñaba en Obras Especiales -todo lo referido a las construcciones-, él me dice: ¿No querés ser delegada? Con 20 años, en 1974, sin saber lo que representa esa responsabilidad le dije que sí.
-1974, a usted no se la contaron entonces.
-No, para nada. Porque después de aquella decisión para ser delegada viví toda una historia, con persecuciones y más. Te picaban el cerebro con los servicios ahí adentro, «tenga cuidado que la siguieron», «mire que en cualquier momento la vienen a buscar». Eran advertencias de casi todos los días. Y en nuestra oficina estaban los dos hijos del general Levingston (Roberto Marcelo, Presidente de facto desde junio de 1970 hasta marzo de 1971) Uno un señor, el otro un vago que se iba a la oficina a dormir. Hablé con mi jefe un día porque pensaba que me iban a agarran en la calle, mucho de lo que pasaba no se sabía es la verdad. Me animé y le dije, «pasa esto y pasa lo otro». Mi jefe entonces lo llama a Levingston, al papá de estos chicos, y le dice «mirá acá tengo a fulana de tal, la están persiguiendo». La respuesta que le dieron era que yo me quedara tranquila, que no había nada contra mí pero la realidad es que te picaban el cerebro todos los días. No me quedé tranquila y tuve miedo porque te ibas enterando de cuestiones que pasaron, a algunos compañeros que dejaste de ver y no sabías por qué, hay que tener en cuenta la edad que tenía cuando ingresé.
-Usted había tomado el lugar de trabajo de su padre fallecido, en aquel momento.
-No me querían dejar entrar a Vialidad, y justo Isabel Perón había establecido por un decreto que tenían prioridad los hijos de los agentes fallecidos para tener un trabajo. Yo había ido a Recursos Humanos, a la oficina de Personal con mi mamá y mi hermana. Ese día me puse a llorar, llorábamos las tres, porque imaginate, no sabíamos de qué íbamos a comer, mis hermanos se estaban por casar. Bueno, me llevaron a la obra social para que cobráramos un seguro de vida y ahí conocí a un muchacho que después se fue a Australia y a quién le voy a estar agradecida toda la vida. El me vinculó con un dirigente de ATE, que era una organización chiquita dentro de Vialidad, y entré por ese compañero, que era de raíz indígena Rogelio Gualupo, y siempre seguí afiliada por respeto a él.
-¿Viene de un hogar peronista?
-Sí, pero en lo que a mí respecta me hice peronista por un tachero. Mi papá hacía alcancías de yeso y se las vendía a una señora en Once. Un día salimos, mis hermanos, mi hermanita, mi vieja, mi papá, que fabricaba esas alcancías fuera del horario de Vialidad. Ese día vendimos todo lo que había llevado mi padre y entonces mi mamá dijo: «Como premio nos vamos en taxi a casa», no te imaginás lo que fue para nosotros regresar al hogar en un taxi, una fiesta. El tachero que nos llevó y mi mamá hablaban sobre lo mal que estaban las cosas y que «acá el que tiene que volver es Perón». Fue todo el viaje, bastante largo por cierto, hablando del General. A partir de esa charla me preocupé por saber cada día más quién era Perón. Eran charlas con la familia, lecturas, mi mamá me contó la historia, incluido el golpe de 1955, y con nosotros que vivíamos frente a la CGT. Además de las alcancías de yeso mi papá hacía esculturas, tenía incluso algunas de Evita y de Perón. Un día entraron los soldados a mi hogar y mi mamá y atinó a taparla con una frazada. ¿Te das cuenta? Es una historia muy fuerte que abarca a mi familia, al peronismo, a la charla de aquel viaje en taxi y el muchacho que lo manejaba hablando con mi mamá. Ahí decidí que sería peronista, algo ligado a toda mi vida.
-¿Ese pasado hoy le duele, la motiva, la energiza?
-Me motiva, porque nadie influyó en una decisión tomada a partir de saber sobre una historia que yo desconocía. Y el pensamiento peronista es una parte vital para toda mi vida.
-¿Cuando hoy se pierde tiempo en discutir si el kirchnerismo es peronismo, le duele?
-Mirá, ya no discuto eso, me cansé de discutirlo. Uno tiene los hechos, lo que es nuestra doctrina, lo que hicieron Perón y Evita, lo que hizo Néstor, lo que hizo Cristina, es una continuidad. Por supuesto que son personas distintas, pero hicieron lo que era necesario para ver al pueblo feliz.
-El actual ministro de Trabajo Bonaerense Walter Correa nos dijo que para generaciones que no conocieron a Perón y a Eva, Néstor y Cristina representan una equivalencia.
-Es así como lo expresó nuestro compañero. Pude vivir la última presidencia de Perón cuando regresó al país, antes que falleciera lamentablemente, fue uno de los grandes dolores de mi vida. Y te puedo decir también que lo que me contaron de todo lo bueno que hizo el peronismo por los trabajadores yo lo viví en los 12 años del kirchnerismo.
«La falta de lealtad, la traición, la gente que dice una cosa y hace otra me pone de muy mal humor. Me ha pasado dentro mismo de reuniones de la CGT, escuchar que me están mintiendo en la cara. Dan ganas de saltar y decir todo lo que una piensa, pero a veces hay que mantener determinada posición para no jorobar toda otra serie de cuestiones»
-Hagamos un salto en la historia. Cuando De la Rúa intentó desmembrar Vialidad Nacional hasta la embestida de Javier Iguacel y compañía, su sindicato se plantó.
-En eso soy, no es la palabra individualista, pero me corresponde afrontar las cuestiones por la responsabilidad dirigencial que tengo. Como «huelo» algunas cuestiones también, salí, y no te voy a negar que tuve miedo como muchos, porque no son fáciles de llevar estos señores, sobre todo lo que es el macrismo y demás variantes. Fueron días donde tuvimos amenazas, denuncias y mucho más. Ahora la gran preocupación para nosotros era la gente que teníamos que defender. Y quedaban dos cosas, o uno se ponía de rodillas -como hicieron algunos- y decidir que salíamos a pelear y por suerte ganamos esa pelea.
-¿Sobre cuántos trabajadores tiene responsabilidad?
-En total en Vialidad son 5400 trabajadores, aunque no son todos afiliados para mí la responsabilidad son todos. Inclusive los de otros gremios, que están en Vialidad, de hecho compañeros que hemos incorporado eran de otras organizaciones. Ahora al único gremio que en la actual gestión nos llevó más de un año lograrlo, fue el nuestro.
-¿Le pasaron facturas por eso?
-Y… están enojados porque vamos logrando cosas, porque las pedimos y trabajamos para eso. Entonces hay una competencia, pasa lo mismo que con la discusión sobre el kirchnerismo, cuando me empiezan a hablar de eso yo sigo dándole para adelante, toda mi vida hice eso, traté de no detenerme en los enemigos que podría tener, y aclaro, lo hice, lo hicimos sin joder a nadie.
-¿Qué es aquello que la detona y la hace perder esperanza?
-La falta de lealtad, la traición, la gente que dice una cosa y hace otra me pone de muy mal humor. Me ha pasado de hecho, dentro mismo de reuniones de la CGT, escuchar que me están mintiendo en la cara. Dan ganas de saltar y decir todo lo que una piensa en la cara, pero a veces hay que mantener determinada posición para no jorobar toda otra serie de cuestiones que hacen a nuestra historia. Mirá, el otro día, en una comida que hicimos con los compañeros por el Día del Trabajador Vial, les decía: tengo mi ideología, toda la gente la sabe porque escribo lo que se me canta en las redes, ahora mi prioridad son los trabajadores. En 2015, bajo la presidencia de Cristina, cuando no salía el pase a planta y estaba retenido el expediente, le tomamos el edificio de la casa central, hay otras historias similares, tan reales que como ahora vamos a tener que salir a pelear por los salarios.
-Pero, ir de frente también es lealtad.
-Claro, es importante ser fiel a uno mismo. Porque también se puede optar por variantes donde ponderás que somos Gobierno, que estamos en la CGT, en la CATT y organismos internacionales. Pero siendo fieles a nosotros mismos somos fieles a los trabajadores y trabajadoras.
-Si hablamos de lealtades a pocas horas del 17 de Octubre, usted logró en la era Macri el respaldo de Pablo Moyano y su bloque sindical, también de la Corriente Federal (CFT), ante diferencias inocultables en el Movimiento Obrero ¿creen que su postura es la correcta?
-Cuando nos juntamos como Frente Sindical hablamos de todas estas cuestiones, no hablamos de cargos, no hablamos de ir a ver a este funcionario a ver si lo sacamos. Nos preocupan y nos ocupan las necesidades que estamos pasando los compañeros. Nos preocupa esta posibilidad de que pueda volver en 2023 lo que no debe volver nunca más a nuestro país. El día que fui a ver a Pablo, me senté, le dije cuál era nuestra intención y buscamos lo que no encontramos en otro lado, porque cuando fuimos a decir en la CGT que nos estaba bombardeando el macrismo no fuimos escuchados. Todo lo contrario ocurrió con Pablo Moyano, nos escuchó, nos respaldó y acompañó todas nuestras movilizaciones. El nos brindó la posibilidad de estar en la CGT y también estar dentro de la ITF (Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte) que eran el sueño de nuestra organización gremial.
«En 2015, bajo la presidencia de Cristina, cuando no salía el pase a planta y estaba retenido el expediente, le tomamos el edificio de la casa central, hay otras historias similares. Ahora que vamos a tener que salir a pelear por los salarios»
-Un presente donde la discusión no solo es suma fija o paritarias, hay una cuestión de fondo.
-Sí, una situación grave y que tenemos que solucionar sin más demoras. Lo decía hace muchos meses que estamos teniendo trabajadores pobres y no me equivoqué, estamos teniendo trabajadores pobres en un gobierno peronista y eso es es una situación grave.
-¿Cuál es el ingreso promedio de un trabajador vial?
-Dentro de lo que es el Estado no nos podemos quejar, el promedio estará en $240.000.
-Si hablamos de trabajadores registrados, cuando usted habla de “una situación grave” entonces apunta a la franja que cobra entre $70.000 y $160.000 son millones de personas.
-Bueno, se supone que estamos para ayudar a los demás también, nosotros acompañamos así como nos acompañaron los docentes, telas, aceiteros en nuestra lucha. Porque en primer lugar es lo que corresponde hacer como dirigentes, uno tiene que ayudarse con el otro. Acá tiene que haber un trabajo en conjunto, desgraciadamente algunos no lo ven, y así serán juzgados por los trabajadores.
-¿Qué le genera ver a trabajadores y pobres seducidos por la derecha y el liberalismo?
-Es algo que no lo puedo entender, nunca lo soñé. No sé si en nuestra época, de jóvenes, las ideologías eran otra cosa. No puedo aceptar que quien padeció los 4 años de macrismo insista que tiene que votarlo en una próxima elección. Hay algo que no me cierra, no entiendo qué, está bien que tenemos problemas serios como Gobierno, y no han sido pavadas todo lo que hemos pasado, pero hay que pensarlo, tener un poco de memoria.
-No alcanza con pensar que la rebeldía hoy es de derecha.
-Tal vez, pero es un engaño. ¿La rebeldía para quiénes? ¿Para un sector mínimo?
-Otros entrevistados nos han dicho: “si esto está pasando algo hicimos mal nosotros”.
-Es que el tema es olvidarnos de lo peor que hicimos nosotros, por ahí pasa la cosa, ahí está el punto de inflexión. Uno se acuerda de lo último, te acordás de lo que estás viviendo, perono de cuando todos los días nos levantábamos y teníamos un cachetazo en Vialidad. Y no fue una exclusividad nuestra, como nos pasó a nosotros pasó en cualquier empresa del Estado. Lo digo sobre todo cuando hay compañeros que todavía no volvieron, eso hay que decirlo. Nosotros tuvimos la suerte de tenerlos de vuelta a nuestros compañeros. Y durante el kirchnerismo teníamos una escuela técnica y logramos tener 5. Cuando en diciembre de 2015 asumieron estos señores de Cambiemos vinieron con la excusa de que eran “un centro de corrupción” y cerraron las escuelas, por supuesto después salió todo lo contrario de lo que dijeron. Después de 3, 4 años, los chicos que habían quedado en la mitad de sus carreras las pueden terminar. No se reabrieron, pero sí se hicieron gestiones en este gobierno para lograr que esos chicos tengan un título y aún así quedaron miles sin poder egresar nunca.
-¿Qué tan federales son los trabajadores viales?
-Están en cada rincón del país. Por supuesto que los dos años de pandemia fueron mortales, pero a través de Zoom y otras formas de comunicación, hemos tratado de estar en contacto con todos. Ahora nos toca esta nueva gestión, fuimos reelegidos hace poquito, estamos esperando las paritarias para empezar a salir, algunas recorridas ya hemos hecho. El contacto es fundamental porque ahí te enterás de la realidad de cada compañero. No me gusta que vayan otros, me gusta hacerlo a mí, ver lo que se está viviendo en cada lugar.
«El día que fui a ver a Pablo Moyano, me senté, le dije cuál era nuestra intención buscamos y nos ofreció lo que no encontramos en otro lado, respaldo y acompañamiento, porque cuando fuimos a decir en la CGT que nos estaba bombardeando el macrismo no fuimos escuchados»
-¿Tiene la certeza de que de la pandemia no salimos mejores?
-Pensé que íbamos a pensar más en el otro. Íbamos, al principio, como para ese lado, eso de conocer lo que era el Coronavirus y nos llevaba a tratar de cuidar al otro, tenías a alguien mayor y le ibas a hacer las compras, por ejemplo, después todo eso se diluyó y cada vez veo una distancia más grande, que fue solapada, que existió siempre, entre los que tienen mucho y el resto, que existe y no creo que se logre superar.
-¿Se explica también por allí de que en el periodo de mayor corrosión salarial por inflación hubo la menor cantidad de conflictos sindicales?
-Influyeron esos dos años seguramente. En nuestro caso tuvimos suerte, porque se había generado una deuda que pensé que en el medio de la pandemia que no la iban a pagar y la pagaron.
-¿Parte de la dirigencia del Movimiento Obrero la destrata a Cristina por ser mujer?
-Algo de eso hay, ligado a su personalidad. No es fácil para una mujer con mucho carácter y con las responsabilidades que ella ha tenido, hay bastante de eso. En algún momento pensé que no era de esta manera pero me tocó estar en algunas mesas y te das cuenta que es así.
-¿El atentado terminó de poner la firma a dicho escenario?
-Uno no sabe lo que puede pasar todavía, es una manera de frenar algunas cuestiones y disciplinar también otras.
-Quienes la acompañan en Vialidad y respetan en otros gremios dicen que usted “no saca chapa” de ser una dirigente sindical mujer.
-No es un mérito, es que todos tenemos que tener la misma oportunidad, no por una cuestión de sexo sino de capacidad, trabajo y entrega. Sí tengo que decirte que siendo mujer por ahí tenés que trabajar el doble, pero jamás he utilizado eso. Otras compañeras hablan del cupo de la mujer, yo creo que más allá del esfuerzo, se puede llegar, y si estuviéramos todas juntas seríamos muchas más, también en eso hay que hacer una autocrítica.
-Y nadie duda de que existen las internas entre hombres y entre mujeres.
-Sí. Primero deberíamos superar eso para abrir otros espacios. Si defiendo a la compañera que tengo al lado y digo vamos a trabajar para que llegues, hay más posibilidades, ahora, si cuando tenés la posibilidad arrojamos piedras o tomamos una posición diferente, y hay mucho de eso, como también sucede con los hombres por supuesto. No es una cuestión de género. Sería inteligente como mujeres tratar de juntarnos más y tener en claro para qué y por qué queremos llegar y qué vamos a hacer cuando lleguemos.
-Me brinda el pie para una pregunta de actualidad, Kelly Olmos, ministra de Trabajo.
-La reconozco como militante, de hecho milité muchos años también en Capital y sé de su trayectoria allí, ahora tengo que verla como ministra de Trabajo. Quiero creer que lo que dijo, que la idea es trabajo a pleno y mejorar los salarios. Deseo que le vaya bien y tenga gestión. Es un ministerio que necesita mucha gestión y es importante la responsabilidad, porque tenés que estar.
-¿Soñó con ese lugar alguna vez?
-No, la verdad que no. Mi sueño siempre fue ser secretaria general de mi organización
-Con una actividad federal como usted destaca, su vida en modo 24 x 7, ¿cómo es su familia?
-Mi esposo, mis hermanos y mis sobrinos que son como mis hijos. Una familia hermosa, de trabajo, esfuerzo y sentimientos, es lo que prima. Por ahí no nos juntamos tanto, más que nada por culpa mía, pero la Nochebuena es de la familia y estamos todos juntos y nos divertimos muchísimo.
-¿Y cómo se lleva con su ego, se tutean o se tratan de usted?
-Creo que bien, nos tratamos de usted
–¿Para las elecciones de 2023 avizora un sueño o una pesadilla?
-Quiero creer en un sueño y voy a trabajar por él.