Yasky formuló esos y otros conceptos en un acto realizado en la Cámara de Diputados bonaerense en respaldo del juez Carlos Rozanski, presidente del Tribunal Oral 1 de La Plata, ante «las constantes amenazas que el magistrado y su equipo continúan recibiendo por su labor en juicios por delitos de lesa humanidad».
Yasky se pronunció por «la continuidad del proyecto nacional, popular y democrático que representa la presidenta Cristina Fernández de Kirchner» y aseguró que «no hay posibilidad de revancha de los militares, de que los violentos den rienda suelta a su violencia y de retroceso si se garantiza esa victoria».
El dirigente aseveró que la oposición «está desesperada, irritada, se violenta y amenaza porque sabe que el sueño de que el fin de ciclo está a tiro de piedra es cada vez más lejano y, así, ataca con los ojos cerrados, como al periodista Horacio Verbitsky».
El sindicalista acusó otra vez al Grupo Clarín de «tener aún las manos manchadas con sangre en su complicidad con la dictadura»; dijo que inventa mentiras porque sabe que el pueblo «no come vidrio, no compra espejitos de colores, conoce que la democracia no se puede separar del juicio a los genocidas y, ambos, de las conquistas sociales, la distribución de la riqueza, la democratización del conocimiento, el cese del gatillo fácil».
Yasky, quien entre otros dirigentes fue acompañado por el titular de la CTA bonaerense y sindicalista docente (SUTEBA) Roberto Baradel, aseguró que la CTA plantea «un compromiso para defender la integridad de la familia Rozanski y todo lo conquistado».
En el encuentro participaron las diputada y senadora Fernanda Raverta y Mónica Macha, presidentas de la Comisión de Derechos Humanos y Garantías de la Cámara baja y del Senado, las Madres de Plaza de Mayo y otros dirigentes de la corriente sindical.
Yasky añadió que la fuerza militar había llegado -según señaló- para «cambiar el país; ubicar al pueblo del lado occidental y cristiano y depurar los males de una sociedad cuyo único pecado fue intentar liberarse de la opresión y tener una juventud que ofreció la vida convencida de que los sueños y utopías sociales deben ser construidas en el presente y no en ese futuro siempre incumplido de quienes hablan y después miran para otro lado».