El gastronómico, Luis Barrionuevo, ya contactó a referentes de todos los espacios cegetistas. Busca la primera foto de «unidad» en el año electoral, clave para el futuro de muchos dirigentes. La fecha tentativa es el 17 de febrero. Se esperan presencias políticas.
Luis Barrionuevo milita lo que suele ser su tradicional asado estival. La intención del gastronómico es reunir a las cabezas de todos los espacios mayoritarios de la central obrera en una cumbre en Mar del Plata en un contexto distendido y enviar un mensaje de «paz y unidad» en el inicio del año electoral.
Hasta acá a la CGT le está costando juntar a sus partes. El rompecabezas difícilmente puede unirse y cada vez que ocurre es en el marco de algún Consejo Directivo en medio de tensiones por las diferentes posiciones que toma cada espacio respecto de la situación política y económica.
Los almuerzos veraniegos de Barrionuevo suelen reunir entre 2 y 3 centenas de dirigentes de las más diversas extracciones. Allí también suelen meter cuchara algunos candidatos en campaña que son promovidos por el propio gastronómico, aunque no siempre tienen la suerte de que esa sea una plataforma de lanzamiento exitosa. En 2019, por ejemplo, el que participó fue Marco Lavagna como emisario de su padre. También hubo presencia del Frente Renovador.
La fecha sería el 17 de febrero y la proyección es que se puedan fotografiar juntos los principales referentes de los Gordos, del barrionuevismo y del moyanismo, los tres espacios que colaron un triunviro en la conducción de Azopardo.
Todavía no hay certeza de quienes serán los dirigentes del peronismo que participen del cónclave como invitados. Algunos apuestan a una presencia de Eduardo «Wado» de Pedro, el ministro del Interior que por estos días cursa una relación más que tormentosa con el propio Presidente de la Nación Alberto Fernández.
La buena sintonía entre de Pedro y Barrionuevo, tal vez el vínculo político-sindical más inesperado del último tiempo, es total. De hecho, en su círculo de confianza el gastronómico suele repasar las virtudes del dirigente y hasta repite: «Es mi candidato».
Al margen de las connotaciones electorales, el asado podría ser un mensaje de concordia a la interna y un llamado de atención para la Mesa Política del Frente de Todos que comenzó sin tener a los gremialistas como protagonistas.