Barrionuevo, un collar de melones para Massa

La carrera de Barrioneuvo está repleta de hitos y declaraciones brutales: el asalto por la fuerza al gremio de los Gastronómicos en Catamarca en 1975, su famoso «hay que dejar de robar por al menos dos años» y la quema de urnas en 2003 son sólo algunos ejemplos.

Pero ahora, el líder de la CGT Azul y Blanca -actual socio inseperabale de Hugo Moyano después de años de distanciamiento- agregó un nuevo episodio a esa trayectoria atiborrada de exabruptos, violencia y sospechas de corrupción.

En el Día de la Memoria dijo que «los milicos chorearon, robaron, mataron, pero este Gobierno fue el que más robó» y agregó que “Kirchner era un avaro que se cagó muriendo».

En respuesta, todo el arco político salió a repudiarlo: Federico Pinedo, Agustín Rossi, Gabriela Michetti, Dante Gullo, Ricardo Alfonsín, Victoria Donda, Ricardo Gil Lavedra, Luis Juez, Hermes Binner, Héctor Recalde y Pino Solanas, entre otros, criticaron las declaraciones del gastronómico.

Incluso desde el Frente Renovador, Sergio Massa tuvo que mandar a un dirigente propio a repudiar tal incorrección. Le tocó al sindicalista de Sanidad y diputado nacional, Héctor Daer, cuestionar los dichos de Barrionuevo. Pero compañero cegetista opositor al fin, Daer se limitó a un tibio “los dichos de Barrionuevo no van en concordancia con el espíritu del Frente Renovador”.

Es que Barrionuevo pertenece al espacio que lidera Sergio Massa y es un entusiasta impulsor de su campaña presidencial. De hecho, el mes que viene inaugurará una Mesa Sindical bajo la consigna «Massa Presidente».

La trayectoria de Barrionuevo comenzó a volverse famosa en 1975, cuando tomó por asalto la sede de la Unión de Empleados Gastronómicos de Catamarca, hasta que 48 horas después la justicia lo obligó a devolver la sede a la conducción encabezada por Ramón Elorza.

En 1983 fue tercero en la lista del PJ que encabezaban Herminio Iglesias y Jorge Triaca y seis años más tarde trabajó para imponer la candidatura de Carlos Menem, por sobre la de Antonio Cafiero, para las elecciones presidenciales de 1989.

«Soy un recontralcahuete de Menem» confesaría después, y hasta admitió haber aportado un millón de dólares a la campaña del riojano.

Ya como presidente, Menem puso a Barrionuevo al frente del Instituto Nacional de Obras Sociales (INOS) que pasaría luego a llamarse Administración Nacional de Seguro de Salud (ANSSAL) cargo desde el que admitió que «nadie hace la plata trabajando» al tiempo que reconoció que «un dirigente accede a otros ingresos. Uno le encarga un trabajo a un abogado del gremio, por ejemplo, y él le deja un porcentaje de sus honorarios. Es lícito, es como una comisión para gastos».

Por su parte, la relación entre Barrionuevo y Massa se remonta a principios de la década del noventa en el municipio de San Martín, donde nació y empezó su carrera política quien sería intendente de Tigre.

En 1991, Massa militaba en el espacio liberal de la UCeDE y Barrionuevo ya era un referente del PJ de San Martín.

Incluso Massa hacía campaña en contra de Barrionuevo, aprovechando el desprestigio del gastronómico. Desde una camioneta y por las calles de San Martín, Massa coreaba: «Señora, señor, elige usted: ¡Barrionuevo o la UCeDE».

Sin embargo, en 1994 Massa y otros jóvenes, liderados por el concejal de la Unión de Centro Democrático, Alejandro Keck, visitaron a Barrionuevo en su casa de Punta Mogotes.

En esa reunión, Massa arregló su entrada el PJ y su alejamiento de la UCeDE, partido que perdía identidad a medida que el menemismo tomaba como propias sus consignas ultra liberales.

Desde entonces, Massa fue el delfín y operador de Barrionuevo en el Concejo Deliberante de San Martín.Hoy, casi 20 años después, el gastronómico es un sostén políticamente incorrecto de las ambiciones presidenciales del diputado del Frente Renovador.