El Ministerio de Educación y la secretaría de Deportes de la CGT, que encabeza el dirigente aeronavegante Juan Pablo Brey, firmaron en esa cartera de Estado «El nuevo pacto educativo deportivo». Proclama «la unidad a favor del deporte y la educación» y que en breve será enviado al papa Francisco.
El documento proclama «la unidad a favor del deporte, la educación y el verdadero derecho del pueblo», coincidiendo así con las afirmaciones de Bergoglio, quien en su momento sostuvo que «nadie se salva solo y no hay educación sin deporte».
Brey, secretario de Prensa de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), aseguró que el movimiento obrero entiende el deporte como «un ordenador social y una herramienta para el esparcimiento sano y el desarrollo integral del individuo, por lo que el nuevo pacto educativo representa un gran paso para producir la inclusión».
El documento fue elaborado por el Movimiento Social del Deporte (MDS) que dirige Víctor Lupo, y fue avalado por organizaciones nacionales y entregado al ministro Jaime Perczyk por Brey y la cosecretaria de Deportes de la CGT, Verónica Scarpato (aeronavegantes).
Los sindicalistas solicitaron al funcionario nacional que convoque a la totalidad de las instituciones del sector educativo y deportivo para comenzar a debatir «la educación que requieren los argentinos para el futuro», en tanto Lupo expresó que «el trabajo es parte del debate que se impone instalar sin tapujos ni dobleces entre todos aquellos que militan por un ámbito democrático, participativo y federal por un deporte como cultura del encuentro».
Bajo la consigna «No concebimos la educación sin deporte», el nuevo pacto educativo-deportivo contempla normas como la Ley Nacional de Deporte, la de Clubes de Barrio y Pueblo, la de Asignación Universal por Hijo en el Deporte, del Derecho de formación deportiva y del Enard, entre otras, y propone «romper con la mirada platónica de extrañamiento y distanciamiento peligroso entre poder y pueblo», informó la central.
El documento propone «la cultura del encuentro como método de vida y el regreso a una Comunidad Organizada como destino», y aclara que «una política dirigencial puede tener contenidos discursivos progresistas o retrógrados, de derecha o de izquierda, pero si en su accionar se aleja de la participación real y efectiva de las mayorías es oligárquica».
Además, realza entre otros puntos el interrogante «¿solamente nos limitaremos a festejar un tercer campeonato mundial de fútbol, logrado por jugadores cuya formación es inexplicable e irrealizable sin el aporte de su base infanto-juvenil en clubes de barrio argentinos, sin preocuparnos por la paulatina destrucción de esas mismas instituciones?».
El documento destaca también a los clubes de barrio como verdaderas «escuelas de vida» y detalla la importancia de implementar políticas en favor de esas instituciones.