(Por Jorge Duarte @ludistas) El acto que la CGT le ofrendó a Sergio Massa dejó una serie de particularidades por el contexto político y material. Desde la convocatoria, masiva sólo de la UOCRA, UPCN y Smata, hasta el control de ingreso uno por uno. Orden en la militancia y poca liturgia. Discursos cortos y un sólo cantito que se resonó con potencia: «El domingo cueste lo que cueste».
Pasadas las 15:30 horas el DirecTV Arena, en el partido bonaerense de Malvinas Argentinas, ya se presentaba prácticamente colmado. Los trabajadores fueron llegando algunos en colectivos, otros en camionetas y muchísimos otros en autos particulares. La locación casi que evitó cualquier posibilidad de participación de «militancia silvestre».
En la zona del ingreso, repleta de banderas y pasacalles de los distintos gremios cegetistas que querían marcar presencia en la velada, había un nutrido grupo de militantes que hacían las veces de recepción, batucada mediante. También algunos puestos de choris y hamburguesas. Algo de la liturgia clásica de los actos de la CGT, pero en una zona poco «amigable».
El ingreso al recinto tenía estricto control. Sólo podían pasar quienes contaban con las entradas que se revisaban una a una con el escáner correspondiente. No había fallas organizativas ni posibilidad de pasar sin pasar por los filtros de la seguridad privada que también palpaban a cada trabajador.
Los casi 200 metros que separaban el primer control del arribo al recinto estaban custodiados. En el interior se destacaban las convocatoria de la UOCRA, Smata y UPCN. Casi que cada una de esas militancias completaban una de las gradas. En el campo, sin sillas como estaba informado originalmente, presencia del resto.
Pasadas las 16:30 el acto dio comienzo con un breve discurso de Héctor Daer, tras la presentación ya clásica para estas ocasiones de Jorge Formento. «Le decimos conjuntamente con todo el consejo directivo de la CGT que vamos a militar de acá al domingo, y del domingo al 22 de octubre, para llevar nuevamente al peronismo al triunfo»,
Sobre el escenario estuvieron referentes de todas las «tribus» cegetistas. Incluso se volvió a ver el triunvirato en pleno, algo que hacía rato no ocurría en un acto. Según pudo saber InfoGremiales, el propio Pablo Moyano pospuso su viaje a un congreso internacional para la noche del martes para no perderse la cita. También estuvieron referentes de la Corriente Federal y del Frente Sindical.
Después Agustín Rossi, que disertó apenas unos minutos, alertó que la oposición «está enojada con el pueblo trabajador, porque no paran de decir que si llegan a ganar las elecciones van a quitarle derechos a los trabajadores de Argentina».
Y advirtió: «Nosotros les decimos desde acá que muchas veces intentaron y que nunca pudieron quebrar la voluntad política del movimiento obrero organizado, y que esta vez tampoco van a poder». Tal vez el momento más alto del saludo del público respecto de un discurso llegó cuando Rossi hizo referencia a la Vicepresidenta, Cristina Fernández.
El tiempo de Sergio Massa llegó mientras en el DirecTV Arena sonaba con fuerza: «El domingo cueste lo que cueste. El domingo tenemos que ganar». El trigrense insistió en manifestarse contra los que dicen que «Argentina es un país de mierda», en referencia a la oposición, y sostuvo: «Una y cien veces elegiría vivir en esta Patria porque soy hijo de inmigrantes y entiendo lo que es la movilidad social ascendente».
«El domingo se decide a qué argentina vamos. Están ellos intentando plantear la indemnización por despido, la eliminación de los convenios de trabajo. Están ellos que hablan del trabajo como un costo y no como el instrumento de dignidad más importante», resaltó el ministro de Economía.
Remarcó además que en un hipotético gobierno suyo tendrá «la responsabilidad de defender los derechos de los trabajadores y discutir bajar aún más el impuesto a las ganancias, mejorar las asignaciones familiares y mejorando con suma fija los sueldos más bajos y con paritarias los demás sueldos, recuperando lo que se perdió con el macrismo y con la pandemia».
«Hay compañeros que en el 2019 tenían otra esperanza, que nos reprochan no haber recuperado el ingreso, tienen bronca y quizá ganas de no ir a votar. Pero no es volviendo al pasado de ajuste y dolor como la Argentina se va a poner de pie», agrego en otro pasaje de su discurso.
Sobre el final, Massa resaltó: «Vamos a ir a trabajar en defensa del trabajo frente a los que consideran una tablita de Excel y un costo», y agregó: «No tengan dudas, voy a ser el presidente de los trabajadores». Y concluyó con un pedido a la militancia: «Necesitamos un último esfuerzo, que vayan barrio por barrio».
Apenas pasadas las 5, y con la Marcha Peronista que sonó algo demorada, empezó la desconcentración en estricto orden. Los candidatos se saludaron con los dirigentes y algunos compartieron un rato con la militancia. Les fueron llegando gorritos, remeras y pecheras para matizar con los dedos en V.
El estadio estuvo lleno, aunque no rebalsado. Habrá que ver si el acto ofrendado a Massa terminó de cumplir la función: «Hay que entusiasmarlos a todos para que convenzan a sus compañeros de que vayan a votar. Necesitamos que vote el 75% del padrón», comentó al pasar un referente de Azopardo.