(Por Luis Autalán) Apelamos al maestro Charly García, citando una letra inmortal y como ícono de buenaventura, así como se recuerda al mencionarlo a otro célebre: Osvaldo Pugliese, para sentar opinión respecto a lo que está en juego en esta segunda vuelta.
Nuestro primer apunte democrático tuvo lugar en 1966 cuando Juan Carlos Onganía, con tándem cívico-militar, derrocó al presidente constitucional Arturo Illia. Esa tarde, al lado de la radio, mi mamá lagrimeaba. No era radical, tampoco peronista, pero años atrás había hecho casi un día de fila para despedirse de Evita. De ella y mi viejo, peronista, recibí el legado de honrar a la democracia. Luego supe que el poder real, sus reyes, alfiles y alcahuetes no se consagran por el voto popular.
Una realidad que el desarrollo de la tecnología no cambió, sino que robustece, clickeando.
¿Algún ejemplo urbano? Desde ya, una de las billeteras virtuales hoy más famosas del mercado no tiene una sola ventanilla o teléfono donde otro ser humano atienda nuestras consultas o reclamos.
Resumo, si hackean nuestra cuenta, alguien nos imputa una compra, nos quita fondos u otras tropelías se activa de manera digital el “primero pague y después vemos”. Y no se verá nada.
Un capítulo de la progresión geométrica sobre las desventajas para hombres y mujeres comunes que es infinita. Y son indicios asimilables a los rótulos que propicia La Libertad Avanza, y en realidad en ese avance asoman intolerancia, destrato, más flexibilización, motosierras y otras delicadezas.
La autorreferencia política, ya como adultos, pasó por la dictadura y el Mundial 1978, “Usted juega de Argentino” era el eslogan de uno de los auspiciantes, lo cual no significaba que nos había convocado el gran César Luis Menotti.
Años después, mientras que nuestro Racing se iba al descenso en 1983 y había perdido contra River Plate mi papá me secó las lágrimas en la tribuna visitante, recordándome que a metros del Estadio Monumental, donde estábamos, 5 años antes en la ESMA, mientras alentábamos a la Selección, “mataban a compañeras y compañeros”.
No tomé conciencia real de tanta angustia hasta varios años después.
También debo asumir que aún hoy -imaginaria y empáticamente- abrazaría a Juan Carlos Pugliese, cuando como funcionario del gobierno de Raúl Alfonsín, se sinceró en que le había hablado “al corazón” de los mercados y la respuesta fue desde las billeteras. Si, era el poder real contestando.
Por estos días incluso, el avance y crecimiento libertario obligó a algunos dirigentes políticos a desempolvar los videos donde Alfonsín hablaba sobre la democracia, inclusión social y derechos.
Yendo al grano
No perderemos de vista que el balotaje nos convoca a escribir esta columna.
Con el permiso de todos y todas, a conciencia de que hemos aprobado apenas con un 5 la materia “conciencia de clase”, de las nauseabundas cloacas de las redes sociales, y el odio en boga y de moda, sembrado y con cosecha récord, diremos entonces que, imperfectos en elevado porcentaje, como lo expresamos desde nuestra función como delegados del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) en plenario a tal fin, votaremos por Sergio Tomás Massa.
Decisión que no nos exime del temor a que el nombre de la unidad nacional, ese voto nos deje como garantes de empoderar a otros y a otras con los cuales estaríamos en guardia, temerosos, siempre.
El fin de la grieta “suena tremendo”, pero la usina del odio, desde derecha, no tiene frenos.
Decimos a quien votaremos sin un ápice de erudición, pero manifestando que no pensamos que todos los y las políticas son chorros, que Francisco no es el Papa del Apocalipsis, que los pobres no son vagos, que la educación pública no tiene que ver con el adoctrinamiento o una guarida de sindicalistas atorrantes, que hay derechos adquiridos e innegables, que detonar los Convenios Colectivos de Trabajo no derivará en el “flower power laboral” con empleo en blanco, digno para todos y todas, que el “por algo será” data de mucho antes del 24 de marzo de 1976, cuando aparecía una mujer golpeada.
Que habiendo sobrevivido a la pandemia es inaudito destratar a la salud pública, porque es inaudito, que en los hospitales públicos salvan -y nos han salvado- la vida, que a pesar de Leopoldo Fortunato Galtieri y otros las Malvinas fueron, son y serán Argentinas.
Y que el cielo nos libre de honrar a Margaret Tatcher, o a Jorge Rafael Videla y compañía -incluídos sus fanáticos y fanáticas vigentes- no deben ser santificados. Todo entre otros ítems de un extenso listado, todos dichos al repasar la vasta y vigente carpeta: “Memoria, Verdad y Justicia”.
Y por lo que pudiese suceder este domingo 19 diremos que nunca tan vigente como hoy está aquella premisa de Alejandro Dolina sobre «compartir la derrota con amigos, antes que la victoria con extraños o indeseables”. Pase lo que pase, nadie nos quitará poder mirar a nuestro hijo en silencio y entendernos con él de memoria.