La línea 60 de colectivos continúa con un servicio reducido entre la cabecera del partido bonaerense de Escobar y la plaza Italia porteña, a casi un mes de iniciado el conflicto entre los delegados de los choferes y la empresa MONSA por medio centenar de despidos.
El presidente de la compañía, Marcelo Pasciuto, dijo que «47 unidades» cumplían el trayecto desde la terminal de la localidad bonaerense de Ingeniero Maschwitz y confirmó que seguían inoperables la de Rincón de Milberg, en Tigre, y la del barrio porteño de Constitución.
En tanto, el delegado Néstor Marcolín manifestó que los choferes en conflicto evaluaban «la posibilidad de realizar una nueva movilización el jueves o el viernes próximos».
Los conductores obstruyeron en la mañana del jueves último la circulación vehicular en la avenida Corrientes, a la altura de la 9 de Julio, y concretaron luego una marcha a la sede principal del Ministerio de Trabajo de la Nación, en el Bajo porteño.
«Queremos ser convocados y formar parte de la mesa de diálogo después de la conciliación obligatoria tramposa que dictó Trabajo, acordada entre la UTA y la empresa», dijo durante esa jornada el delegado Esteban Simonetta.
La Unión Tranviarios Automotor anunció hace diez días que se había alcanzado un principio de acuerdo, pero el cuerpo de delegados denunció que no participaron de las negociaciones con la empresa y advirtió que todavía había 53 trabajadores despedidos.
El conflicto, que comenzó el 25 de junio, se agudizó en la noche del 13 de julio cuando efectivos de la Policía Federal desalojaron por orden judicial la cabecera de la línea 60 en Constitución, donde los trabajadores realizaban una asamblea.
En tanto, la jueza federal María Servini de Cubría ordenó prohibir la circulación de todas las unidades de la línea 60 hasta tanto se cumpla una pericia técnica e impidió el ingreso de toda persona al predio de la cabecera de Constitución.
En el marco del conflicto, los choferes insistieron en denunciar un «lock out patronal» y reclamaron la reincorporación del personal despedido, mientras que MONSA apuntó en varias ocasiones contra el cuerpo de delegados por la continuidad del conflicto y lo acusó de querer «estatizar» la línea 60, que transporta por día a unas 250 mil personas.