El presidente Alberto Fernández finalizará este domingo su mandato sin haber sufrido paros de la CGT durante estos cuatro años pese a la crisis económica. La central obrera comenzó muy entusiasmada con su gestión y luego fue perdiendo confianza en el mandatario hasta abandonarlo completamente.
Se trata de un récord, ya que todas las presidencias desde el retorno de la democracia en 1983, incluidas las del peronismo, tuvieron paros gremiales. El caso de Cristina Kirchner habría que hacer una salvedad: finalizó su primer mandato (2007-2011) sin paros en contra, pero en su segundo sí que los tuvo.
Y es algo llamativo, ya que la gestión de Fernández estuvo atravesada por casi todas las variables económicas en declive, con fuertes aumentos de la inflación, del dólar blue y del índice de pobreza e indigencia.
Pese a esto, la CGT evitó medida de fuerza, decisión explicada desde lo puramente político, ya que el respaldo en un primer momento, cuando Fernández aún medía bien, fue para alentarlo a profundizar una ruptura con Cristina Kirchner que le otorgue mayor autonomía para construir poder propio y en ese marco la central obrera sería su principal sostén.
Con el correr del tiempo, cuando el mandatario ya veía su poder prácticamente licuado y el kirchnerismo no paraba de cuestionarlo, el apoyo cegetista continuó pero ya en plan más defensivo: lograr que Fernández finalice su mandato.
En ese lapso, los referentes de la conducción de la CGT se valieron de argumentos como la pandemia, la guerra entre Rusia y Ucrania y la sequía para justificar las penurias de estos años y desligar lo mayor posible al Presidente de la situación.
Fernández arrancó su gestión cerca de los dirigentes cegetistas y en un acto en los días previos a su asunción en diciembre de 2019 encabezó un acto en la sede de la central obrera donde sostuvo que su gobierno iba a ser «el de los trabajadores».
Pero con el paso del tiempo, el mandatario no tuvo demasiando en cuenta a los popes de la CGT para la toma de decisiones y el vínculo comenzó a resentirse, especialmente por la constante negativa de Fernández a enfrentar a su vice Cristina Kirchner para emanciparse, como le imploraban los dirigentes sindicales que más tallan en la conducción de la central.
La estadística de los paros de la CGT es la siguiente: Durante el gobierno de Raúl Alfonsín realizaron 13 huelgas; en diez años y medio de la era de Carlos Menem fueron ocho y misma cantidad en la gestión de Fernando De la Rúa, aunque esta duró solo dos años.
Eduardo Duhalde sufrió dos paros de la CGT en menos de dos años de su interinato, mientras que Néstor Kirchner enfrentó un solo paro en sus cuatro años de mandato.
Cristina Kirchner tuvo cinco paros generales de la vertiente de la CGT que en esos años lideraba Hugo Moyano, todos ellos durante su segunda gestión. Por su parte, Mauricio Macri afrontó también cinco huelgas en su único mandato.