(Por Walter Correa, ministro de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires)
Por estos días, en los que se intenta avanzar contra la clase trabajadora, señalándola como la variable de ajuste en pos de implementar un plan económico devastador para nuestra sociedad, es importante destacar y recordar el valor de un plan de Gobierno y de un proyecto de país que trascendió el mero juego de la política y les permitió a los argentinos recuperar la dignidad a través de la fuerza del trabajo y el fortalecimiento de la justicia social.
El 28 de mayo de 2003, el entonces presidente Néstor Kirchner, les devolvió a las y los trabajadores, mediante un decreto histórico, la centralidad política y social que posibilitó la recuperación de derechos esenciales que se habían cercenado durante la dictadura del ´76 y que ningún mandatario en los años posteriores había tenido la intención firme de recobrar.
Hace pocos meses, se celebraron los 20 años de la emisión de un instrumento a partir del cual Néstor restituyó las negociaciones paritarias entre igual número de personas por cada parte. Con esta gesta política que significó la restitución de las paritarias, se celebra la relegitimación de los sindicatos que habían sido tan golpeados durante la época más oscura de nuestro país y que nadie, antes de 2003, había tenido el coraje de asignarles el espacio que Perón les había otorgado para cumplir una misión que nutrió de derechos esenciales y que fue y es ejemplo de reivindicaciones alcanzadas en el mundo.
Esta negociación colectiva entre capital y trabajo, convocada para discutir salarios y condiciones laborales por rama de actividad, formó parte de una lista de políticas públicas que echaron hacia atrás las medidas flexibilizadoras, características de la década de los ´90 que fomentarían la derogación de la reforma laboral aprobada en el año 2000 bajo fuertes sospechas de corrupción de algunos senadores.
A nivel nacional, desde el año 2003 hasta la actualidad, se han llevado a cabo más de 4.500 mesas paritarias en diversos sectores, involucrando a millones de trabajadoras y trabajadores. Estas mesas representan a más de 7 millones de trabajadores, lo que equivale aproximadamente al 20% de la población ocupada en el país. La importancia de estas mesas radica en que permiten la participación y representación de las y los trabajadores en las decisiones que afectan sus condiciones laborales y salariales.
La historia es conocida, pero cuánta falta hace repasarla cada día, para no volver a tropezar con los mismos escollos del pasado y para echar por tierra tanta declaración mal intencionada que sin fundamentos y sin más que odio por el prójimo, deslegitima el rol del Estado, el de los sindicatos, el de las organizaciones sociales, el de las y los trabajadores independientes, y sólo destaca las acciones tendientes a fortalecer la concentración económica y la acumulación de poder.
Néstor Kirchner, durante su presidencia, generó políticas que permitieron alcanzar el pleno empleo: además de las paritarias, que fueron un factor clave para que los sueldos no se depreciaran, convocó al Consejo del Salario, que posibilitó la recuperación del sueldo real, prorrogó la doble indemnización para evitar despidos y promovió las leyes de Educación Nacional, de Financiamiento Educativo y de Educación Técnica, y creó la Paritaria Nacional Docente, reconociendo de esta manera que toda la educación del país es pública, más allá que sea gestionada también por privados.
Educación y trabajo. Estos son dos de los conceptos de los que hablamos cuando mencionamos la necesidad de tener un “plan de gobierno”. Donde todos los actores de la sociedad civil funcionen y articulen con la sociedad política y el Estado para posibilitar que las cosas sucedan. Un plan de gobierno donde alcanzar el pleno empleo no sea suficiente, sino que se avance en que esos empleos sean de calidad, protegiendo la salud y la seguridad de trabajadoras y trabajadores.
Un plan de gobierno que incluya a todas y a todos, como propusieron Perón y Evita y luego Néstor y Cristina. Es decir, que se ocupe no sólo de las asalariadas y asalariados formales sino, además, de los que hoy trabajan de manera independiente, las y los monotributistas, o los y las que aún se encuentran en la economía informal, todos ellos despojados de cualquier convenio colectivo por actividad.
Se cumplieron 20 años de la restitución de las paritarias. Pero también se cumplieron 70 años de la Ley 14.250 impulsada por Juan Domingo Perón en 1953 sobre los convenios colectivos de trabajo, que decidió que esas convenciones colectivas, resultantes de las paritarias, deban ser “homologadas” por el ministerio de Trabajo. Le dio esa facultad a la cartera laboral e instruyó a crear el área de Asociaciones Sindicales.
Sin dudas que estamos hablando de dos hitos muy importantes en la historia del trabajo en nuestro país. Dos momentos históricos que como sociedad debemos defender para el bien de la Patria. Y numerosas conquistas que debemos proteger porque ya hemos tenido muestras del riesgo que corren cuando los gobiernos neoliberales son los que conducen los destinos del país.
En la provincia de Buenos Aires, la gestión de Axel Kicillof tuvo como uno de sus ejes centrales la protección de las y los trabajadores que habían sido degradados por el macrismo. La reactivación de las negociaciones colectivas a nivel nacional para las y los trabajadores del ámbito privado ha permitido paliar los efectos de la inflación y mantener los niveles de producción en los estándares más altos de las últimas décadas. Asimismo, estos avances por sector, fueron ratificados mediante cientos de audiencias de conciliación que bajaron al mínimo los niveles de conflictividad en todo el territorio bonaerense.
En tanto, en el sector público, las paritarias que incluyeron más de 200 audiencias (que representaron a más de 2 millones de trabajadores) facilitaron un incremento salarial acumulado entre diciembre de 2019 y mayo de 2023 que rondó entre el 490 y 530 por ciento por encima de la inflación acumulada. A su vez, además de salarios se avanzó en mejoras de las condiciones laborales, licencias parentales, género y diversidad, carrera administrativa y teletrabajo, y se cumplió con el compromiso de regularizar la situación contractual de más de 18 mil trabajadoras y trabajadores. Por último, no nos quedamos sólo con esta rememoración, sino que la consideramos una oportunidad para reflexionar acerca del futuro inmediato de nuestro país. Es imprescindible tener presente el recuerdo imborrable de la gestión de Néstor Kirchner para tomarlo como guía, pero también para mantenernos alerta del riesgo que estas reivindicaciones corren si se avanza con acciones provocativas y con decisiones que van en contra de las trabajadoras y trabajadores de nuestro país.