Un comunicado gremial conjunto señaló que al convocar a esa «moratoria» los sindicatos «se solidarizan con todas las comunidades, municipalidades, regiones y países que ya la introdujeron o intentan realizarlo» en el mundo.
La iniciativa reúne a más de 20 centrales internacionales y surgió de encuentros de esas organizaciones en la Cumbre de los Pueblos de diciembre último en la ciudad peruana de Lima.
Las Confederaciones sindicales, Federaciones globales y gremios de base representan a millones de trabajadores en el norte y el sur y convocaron a «la moratoria global sobre la fractura hidráulica (fracking) para la obtención de gas de esquisto (shale gas), de veta de carbón (CSG) y petróleo de esquisto (shale oil)».
«La técnica del fracking se introduce como propuesta en una creciente cantidad de países. En Canadá, las comunidades indígenas lideran la resistencia, mientras en Bulgaria y Rumania los pequeños agricultores realizan acciones directas contra las empresas de gas», puntualizó el documento.
También consideró que «el fracking promueve ataques sobre derechos a la tierra y, la gran cantidad de agua requerida para el proceso de fractura, amenaza su disponibilidad en áreas en las que el recurso genera serios problemas de acceso al líquido para la población, en especial, en las zonas rurales pobres», expresó.
Las centrales mundiales indicaron que la utilización de ese método provocó la oposición de «un sinnúmero de organizaciones sociales, sindicales y personalidades en casi todas las regiones y países en los que ya se implementó o se propone», ya que «la experiencia recabada desde 2002 en Estados Unidos demostró que amenaza la salud y la calidad de vida de comunidades cercanas a los pozos».
«Solo en Estados Unidos existen decenas de miles de pozos de gas de esquisto. La contaminación del agua es el resultado más común de la utilización de ese tipo de tecnología. El uso en gran volumen de compuestos o productos químicos -muchos cancerígenos como el sílice-, es una amenaza para la salud de los trabajadores de los pozos o se los expone a las aguas residuales», afirmaron.
En algunos países como Estados Unidos las empresas no están siquiera obligadas por ley a transparentar qué químicos utilizan.
Para las centrales gremiales, «es preocupante también el impacto sobre el calentamiento global por el metano que se fuga de los pozos, ya que los estudios atmosféricos en los lugares de perforación mostraron elevados niveles de emisiones fugitivas, que sugieren que el gas de esquisto es peor que el carbón».
Las centrales obreras que participan en la convocatoria son las canadienses (CLC y CSN)); la CTAA; la peruana y brasileña (CUT); la búlgara (CITUB); la rumana (FSIE); la filipina (SENTRO); la Internacional de Servicios Públicos (PSI) y la de Educación (EI).
También lo hacen gremios canadienses y estadounidenses, brasileños, peruanos, argentinos, australianos, noruegos, australianos, británicos y helenos, concluyeron.