Se trata de 25 trabajadoras textiles de la fábrica recuperada Traful Newen. Le reclamaron al gobernador de Neuquén Rolando Figueroa que cumpla con los acuerdo de compra de su producción con una creativa protesta, le llevaron sus instrumentos de trabajo, las máquinas de coser.
Las trabajadoras textiles de la fábrica recuperada Traful Newen se presentaron este martes en Casa de Gobierno para exigir que la nueva gestión en la provincia de Neuquén cumpla con los acuerdos de compra de su producción. Con un «maquinazo», las 25 obreras textiles solicitan que les compren prendas para poder sostener sus puestos de trabajo e incluso sumar más personal a su fábrica de gestión obrera.
Marina Catilao, referente de las trabajadoras, aseguró que llevan seis meses esperando respuestas, respetuosas con el cambio de gestión por el que ingresó al gobierno Rolando Figueroa. Sin embargo, no obtuvieron respuesta.
Por eso, la asamblea definió plantarse frente a Casa de Gobierno con sus máquinas de coser para exigir una audiencia con el ministro de Gobierno, Jorge Tobares, y así reclamar que se cumpla el acuerdo firmado con el Poder Ejecutivo provincial, cuando el gobernador era Omar Gutiérrez y su vicegobernador era el propio Figueroa.
«Se había firmado un acuerdo para proveer a los ministerios de Seguridad, Turismo y Producción», dijo Catilao y aclaró que tuvieron encuentros con los referentes de algunas áreas del Ejecutivo en ese momento, como Vanina Merlo o Facundo López Raggi. Sin embargo, las compras de indumentaria prometidas sólo se cumplieron en forma parcial.
«El año pasado solamente nos compraron 100 prendas: 50 pantalones de fajina y 50 remeras», se lamentó. «Cuando sabemos que los empresarios Huerta (antiguos propietarios de la textil) eran clientes privilegiados del gobierno y ganaban todas las licitaciones. Pero no es el mismo trato con nosotras», se quejó.
Cuando asumieron el control obrero, en Traful Newen trabajaban 36 mujeres jefas de familia. Con los años, algunas aceptaron la indemnización o decidieron emprender otros rumbos laborales. Hoy, hay 25 mujeres desarrollando su tarea en la textil, a las que se suma un compañero varón. Hace siete años subsisten gracias a su empeño pero en un contexto de recesión y ajuste todo es más difícil.
Según se informó, en el rubro textil se notó una caída de la demanda cercano al 35% en los últimos meses, producto de la pérdida de salario real de las familias y también a partir de una tendencia de comprar indumentaria en otros países. En la zona, muchos eligen cruzar a Chile para acceder a precios más económicos para distintos productos, que incluyen los textiles y electrónica, entre otros rubros.
Las obreras textiles trabajan en un salón alquilado sin calefacción, por lo que utilizan aires acondicionados. «El mes pasado pagamos 530 mil pesos de luz, pero con las temperaturas bajo cero, no sabemos de cuánto va a venir la boleta», afirmó.
Pese a las dificultades, Catilao aclaró que pudieron renovar maquinaria textil y generar puestos de trabajo. «Y eso que el Estado no cumple el acuerdo, si cumpliera se podrían duplicar las fuentes de trabajo para más mujeres jefas de familia», se lamentó.