El mercado laboral argentino atraviesa una etapa crucial, marcada no solo por la recesión, sino por indicios de un cambio estructural, según el análisis de Laura Callo, investigadora del Ieral/Fundación Mediterránea. Menciona una pérdida de 115 mil empleos formales en cinco meses y un crecimiento del 4% en trabajadores independientes, lo que refleja una transición en la composición del empleo en el país a la precarización laboral.
Según la investigadora Laura Callo, de Ieral y la Fundación Mediterránea, el crecimiento de los autónomos, especialmente en el régimen de monotributistas, ha sido notorio, con 56.621 nuevos inscritos en este sistema. Sin embargo, el monotributo social sufrió una caída del 5,4%, lo que representa una disminución de 33.872 registros. Callo destaca esta transformación en el empleo, que muestra una mayor dependencia de formas de trabajo más flexibles o precarias.
Por otro lado, el empleo formal en relación de dependencia cayó tanto en el sector público como en el privado. El sector público perdió un 1,3% de puestos, mientras que el privado se contrajo un 1,8%, lo que equivale a la pérdida de 111.635 empleos formales. Esta situación, según la investigadora, subraya la necesidad de modernizar las instituciones laborales para adaptarse a las nuevas realidades del mercado.
A nivel regional, la variación del empleo privado muestra fuertes disparidades. Mientras provincias como Santa Fe experimentaron una caída del 2,5%, otras como Neuquén y Salta registraron crecimientos del 3,4% y 2,4%, respectivamente. Esto refleja el potencial económico de algunas regiones impulsadas por la diversificación productiva y la atracción de inversiones.
La investigadora advierte que las provincias con mayor diversificación económica y políticas públicas efectivas muestran mejores resultados en la creación de empleo. Sin embargo, regiones como Formosa y Tierra del Fuego enfrentan mayores desafíos, evidenciando la necesidad de políticas más adaptadas a sus realidades locales.
Finalmente, se destaca una leve mejora en los salarios formales. El índice RIPTE, que mide la remuneración imponible promedio, creció un 2,5% en términos reales en julio, continuando una tendencia de recuperación que comenzó en marzo. Esto ofrece una pequeña luz de esperanza en medio de un escenario laboral complejo.