A sólo 48 horas del paro general que convocaron las conducciones de las centrales sindicales opositoras, encabezadas por Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Pablo Micheli, se puede empezar a analizar el impacto que tendrá en los diversos sectores de la economía. La huelga, que se cumplirá por 24 horas y sin movilizaciones, presentará un nuevo capitulo en el extendido enfrentamiento de Moyano con el gobierno nacional y dejará en claro, una vez más, la fragmentación del movimiento obrero organizado.
El epicentro del paro del 10 de abril será el sector transporte. Con el poder que ostenta camioneros para detener diferentes actividades y el apoyo de la estructura moyanista agrupada en la Conferdeación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), buscarán la paralización total de puertos, transporte aéreo y terrestre.
Además, el líder camionero cuenta entre sus filas con el gremio de señaleros, un sindicato pequeño pero clave en la estructura de los ferrocarriles. Con ese aporte podrá detener, también, la circulación ferroviaria. Algo que ya había logrado en el paro del 20 de noviembre de 2012.
La novedad en el sector transporte reside en la adhesión de los colectiveros de la UTA que aseguraron que no circularán unidades de corta y larga distancia y el aporte de La Fraternidad. Estos dos gremios, que no eran propios del armado de las CGT Azopardo, ni de la CGT Azul y Blanca, sumarán sus fuerzas para garantizar que el transporte quede jaqueado en su totalidad.
Entre los que no se pliegan en el sector encontramos a la Unión Ferroviaria, que de todas maneras no podrá hacer circular los coches por la falta de maquinistas y señaleros, el personal aeronáutico, que tampoco podrá reemplazar las funciones de los que adhieren y los metrodelegados. Desde la Asociación Gremial de Trabajadores de Subte y Premetro (AGTSyP) buscarán brindar servicios, en la medida que puedan llegar a sus puestos de trabajo y que no haya cortes de vias.
Esta paralización del transporte hará que la huelga disimule su escasa llegada a otros sectores de la economía como el de servicios y la industria. En ambos el armado sindical opositor presenta más dudas que certezas y la mayoría de los gremios decidió trabajar.
En el sector industrial los gremios mayoritarios como son la UOM, SMATA, UOCRA, Alimentación o Molineros catalogaron el paro de netamente político, por lo que desistieron de acoplarse. ”Compartimos la mayoría de los reclamos, pero no es momento para un paro mientras se negocian paritarias” dijeron representantes gremiales a Info Gremiales.
En el sector servicios también son mayoría los gremios que no paran. Comercio, Bancarios, Luz y Fuerza, Sanidad y Docentes Privados hicieron punta de lanza y se desmarcaron de la huelga. En el sector sólo tendrá impacto el paro de Gastronómicos, Estacioneros, Panaderos y Entidades Deportivas.
Algo similiar sucede entre los estatales, donde sólo para ATE conducido por Pablo Micheli, mientras que UPCN, CTERA y Municipales decidieron no pleagarse a la medida.
Claro que el tema se complejiza al mirar las internas dentro de cada uno de los gremios. Algunos conducciones que optaron por no sumarse a la medida verán que distintas comisiones internas se rebelen y vayan al paro. También, como contra cara, muchos de los gremios que pararán serán castigados por comisiones internas y trabajadores que resuelvan desconocer sus determinaciones y acercarse a sus puestos de trabajo. El movimiento en las bases hace que no todos los compartimentos sean estancos y homogéneos.
Lo que garantizará el “éxito” de la medida de fuerza del 10 de abril es el armado que pudo tejer el sindicalismo opositor en transportes. Paralizando trenes, colectivos, camiones, puertos, vuelos y con amenazas de cortes de rutas y vías de subte, la medida de fuerza se hará sentir en los sectores donde no tiene consenso.
El entramado que logró conseguir el moyanismo hará que el jueves disimule su poca representación en los sectores mayoritarios de la economía.
La fragmentación en el movimiento obrero organizado hace que cada determinación encuentre claroscuros. Veremos como se mueven las piezas luego de la medida y si alguna de las fracciones puede conseguir consenso en la puja por la representación.