En un reportaje con Télam, Rodríguez se pronunció por la unidad sindical y explicó que de forma indudable «la dispersión provocará mayor debilidad, por contrapartida a la unión y normalización en una central obrera única o lo más abarcativa posible».
Para el dirigente gremial, ello le permitirá a la CGT «un protagonismo importante que, además, ayudará y necesitará cualquier gobierno que debe consolidar una serie de políticas que se relacionan también con el mundo laboral, social y económico».
La «Mesa Sindical Scioli 2015» fue conformada para la campaña electoral del candidato presidencial oficialista y de aquellos que aspiran a los Ejecutivos provinciales, y, en su momento, «se definió un claro aval a Aníbal Fernández y a los gobernadores del Frente para la Victoria (FpV), intendentes y legisladores en el país», afirmó.
«Allí nadie hizo distingo alguno de agrupamientos sindicales y confluyeron compañeros de diversas vertientes. Fue importante porque ayudó a que se reencontraran», puntualizó el dirigente.
Rodríguez aseveró que la unidad sindical «se está produciendo de a poco y, de forma gradual, también sus pasos, ya que existen encuentros, debates, situaciones que liman asperezas y generan una mecánica lógica, es decir, el diálogo del conjunto».
«Luego vendrán los aspectos que se resolverán entre todos. Opino -y no afirmo que haya sido conversado- que un primer paso podría ser la conformación de una mesa integrada por todas las vertientes o corrientes. Después podría analizarse de qué manera se realiza un debate interno sobre el rol del movimiento obrero en la próxima etapa y, de ser necesario, se elegirá a una conducción colegiada como paso transitorio y previo a un Congreso normalizador», dijo.
Esa conducción surgida de un Congreso tendría «un cuerpo directivo de la CGT con una única cabeza», explicó el gremialista, quien aclaró que «el movimiento obrero tiene gran experiencia en situaciones de este tipo y las operó a lo largo de la historia, por lo que no abruman el ‘ya’ y el ‘ahora'», señaló.
Al ser consultado respecto de la posibilidad de que a esa única CGT se integren los gremios que hoy militan en la Azul y Blanca del gastronómico Luis Barrionuevo, el dirigente estatal no dudó en aceptar esa alternativa al señalar que en la «Mesa Sindical Scioli 2015» hay compañeros de esa central que «participan y ayudan».
Al respecto, dijo que «nadie limita y se realizó una política de puertas abiertas y así continuará el proceso», y expresó que «el resultado electoral significará un aceleramiento de los tiempos porque es lógico con un nuevo gobierno y presidente para entablar un diálogo fecundo y negociar desde una óptica de fuerza».
En relación con que ambas Centrales de los Trabajadores Argentinos (CTA) o alguno de sus gremios puedan integrarse a una sola CGT, Rodríguez opinó que «serán bienvenidos con mucho gusto si deciden ese camino de la unidad, porque no hay que generar prejuicios, por lo que si existen coincidencias en el debate sobre el rol del movimiento obrero se integrarán todos los genuinos representantes y dirigentes de las organizaciones del movimiento gremial».
«Si no fuese posible, quedarán algunos grupos de menor cuantía que continuarán en sus centrales propias. Lo más importante es que el grueso del movimiento sindical esté en una sola CGT», subrayó.
El dirigente agregó que «es fundamental que las paritarias continúen siendo libres; que funcione el Consejo del Salario Mínimo; que se aplique una política de formación de los trabajadores; que se respete el modelo sindical por actividad y que se convoque a la representación genuina del movimiento obrero a ocupar los cargos que le corresponden por derecho y normativa».
Rodríguez aseguró que el sindicalismo no pretende obtener «cuestiones ilógicas, pero hay espacios propios en los que debe tener una participación efectiva a partir de nombramientos de dirigentes a fin de generar políticas adecuadas para los jóvenes trabajadores y reducir el empleo precario, al igual que construir todo lo relativo a la igualdad de género y de oportunidades».
Por último, el sindicalista negó que el movimiento obrero procure designar el próximo ministro de Trabajo porque ello «es potestad del presidente y, además, el sindicalismo no lo ambiciona» sino que solo pretende que en un área tan cercana a su realidad haya «una persona consustanciada con el mundo laboral y gremial y tenga un trato cordial y de apertura hacia las filas sindicales».
«Pero no necesariamente debe ser un dirigente gremial. Es más, no tiene sentido. Solo hace falta buen diálogo y llegada al conjunto sindical», concluyó Rodríguez, uno de los principales referentes gremiales.