Desidia absoluta: Menem y Villarruel dejaron hasta sin agua a los trabajadores del Congreso que le piden amparo a la oposición

(Por Pablo Maradei) Sin agua, con salarios retrasados, con denuncias de persecución y con un petitorio del personal ante la falta de reacción de los gremios: así es el contexto en el que desempeñan sus labores los trabajadores del Congreso. 

Una historia mínima que encierra un montón de simbolismos de cómo concibe el Gobierno a los trabajadores (públicos especialmente): las autoridades del Congreso (Martín Menem, por Diputados; Victoria Villaruel, por Senado) decidieron cambiar el concesionario que brinda los dispensers y bidones de agua (algo que la gestión libertaria viene haciendo en las dependencias estatales); pero es de mentes malignas o de destrato al empleado público que entre la retirada de la concesionaria vieja y la llegada de la nueva quedó un bache de varios días con falta del servicio en algunas dependencias. Algunas van como 20 días sin agua

En una mezcla de sarcasmo, pero con un trasfondo amargo, alguien hizo esta pegatina en los lugares donde había dispensers y ahora no:

Desidia absoluta: Menem y Villarruel dejaron hasta sin agua a los trabajadores del Congreso que le piden amparo a la oposición

Cómo viene siguiendo el tema InfoGremiales, el clima interno en el Parlamento es de bronca. Frente a esta publicación en donde hay un manifiesto malestar creciente contra la gestión libertaria, pero también contra los gremios (UPCN y APL) que tienen que plantarse ante la situación, este medio informó que Norberto Di Próspero pidió la reapertura de paritarias.

Pero hay más. Los trabajadores, descreídos del accionar sindical y de las posibilidades de conseguir algo sustancioso en cuanto a lo económico, salieron a hacer gremialismo: esta semana lanzaron un petitorio destinado a José Mayans (Presidente del Bloque Frente Nacional y Popular), a Juliana Di Tullio (Presidenta del Bloque Unidad Ciudadana) y a Fernando Salino (Presidente del Bloque Convicción Federal). En él detallan las penurias que atraviesan por «la pérdida de poder adquisitivo de casi el setenta por ciento (70%) frente a una inflación acumulada del ciento noventa y tres por ciento (193%)».

También detallan «una sucesión de medidas persecutorias, estigmatizantes y degradantes que, comenzando por el DP N° 40/24, manifiestan un absoluto desconocimiento de la actividad parlamentaria. A modo de ejemplo, el citado decreto  instaura un sistema de control de ingreso y egreso con huella que resulta a todas luces inadecuado para este ámbito, toda vez que nuestra función no se circunscribe únicamente a las oficinas legislativas ni se cumple en horarios fijos y preestablecidos de siete (7) horas diarias». 

Hablan de un «disciplinamiento laboral» e «intromisiones en despachos y la denegatoria sistemática de derechos laborales por parte de la Dirección General de Recursos Humanos». También indican que sufren asedio de parte de los responsables de Seguridad. 

Piden a esos tres senadores a los que dan a conocer el cuadro de situación que «recurrimos a las autoridades del Interbloque en el que nos desempeñamos y, a través de ella, a los Senadores y las Senadoras que lo integran, a efectos de que evalúen las medidas necesarias para exigir a las autoridades del H. Senado de la Nación la reconsideración inmediata de la situación descripta».