Fin de semana salvaje

Luego de haber tenido la semana más relevante de exposición mediática por sus decisiones político-sindicales, llegó la violencia a los sindicatos. En un fin de semana de furia se produjeron dos muertes en sendas internas en dos de los sindicatos más importantes del país: la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA) que dirige Gerardo Martinez y el sindicato de Camioneros liderado por Hugo Moyano.

La violencia intrasindical no es nueva. Pero este año las internas feroces parecen recrudecer a medida que los sindicatos ganan protagonismo en la vida pública. Las asambleas de las seccionales suelen ser un polvorín y la discrecionalidad en la toma de decisiones y en el manejo de los recursos gremiales se termina convirtiendo en el disparador de disputas que se saldan entre facciones a punta de pistola.

El viernes una interna de la UOCRA en la seccional Ensenada terminó con un enfrentamiento entre dos facciones que dejó como saldo un joven de 23 años muerto. Pero lamentablemente esto no es una rareza en el sindicatos de los constructores.

Este año ya se han registrado muertes en confrontaciones internas las seccionales Lomas de Zamora y Comodoro Rivadavia. También hubo episodios de violencia importantes en Bahía Blanca , La Plata y Quilmes. Y esto es sólo lo que toma estado público.

Desde el gremio intentan despegarse de la situación pero no ofrecen respuestas ante lo recurrente de los episodios. Gerardo Martinez, secretario general del sindicato, luego de una nueva muerte en su gremio declaró “Por favor no involucren a la UOCRA en actos delictivos”. Además agregó “La UOCRA defiende a los que trabajan más allá de sus ideas y dice no a la violencia”

Parece difícil creer que el sindicato no tiene nada que ver con sus internas. Hasta hoy no hubo decisiones para detener hechos violentos que se repiten y ni Martinez ni el secreatariado nacional tomó cartas en el asunto.

Claro que no sólo entre los trabajadores de la construcción sucede esto. El sábado en una asamblea que se realizaba en el camping del sindicato de Camioneros seccional Santa Fe para discutir el futuro del gremio sucedió algo similar. Cuando una de las facciones se disponía a hacer su ingreso al encuentro sindical hubo un enfrentamiento en el que se produjeron 50 disparos que dejó como resultado 4 heridos de bala y el fallecimiento de un joven de 27 años.

Tampoco la conducción del gremio que es un emblema de la CGT Azopardo se pronunció al respecto. El silencio reinó entre los Moyano y se evitaron los pronunciamientos sobre lo sucedido en Santa Fe.

Este año la violencia sindical había ganado la tapa de todos diarios cuando una patota identificada con el Sindicato Único de Portuarios Argentinos (SUPA) atacó a un motociclista que intentó traspasar un piquete que realizaban en el puente Avellaneda. En esa oportunidad el SUPA reconoció haber contratado barras y hasta hubo un amague de renuncia de Juan Corvalán, líder del sindicato, que se desactivó rapidamente.

La violencia recurrente en las itnernas gremiales suelen ser la manifestación de un fenómeno más profundo que tiene que ver con la falta de democracia sindical. La clausura a la participación de los trabajadores, la discrecionalidad en los manejos de recursos y la falta de transparencia en la toma de decisiones suelen ser los síntomas que permiten prever finales como los que vivimos este fin de semana.

Mientras los distintos proyectos para garantizar la democracia sindical duermen en los cajones, en los sindicatos se expresa la peor cara de las dirigencias sindicales.