El mundo sindical petrolero se caracteriza, principalmente, por la fragmentación de sus herramientas sindicales. Por un lado las seccionales del sur, autónomas, más combativas y más poderosas por su capacidad de acción y por representar una porción mayoritaria de la producción, y por otro lado la Federación que termina encolumnando al resto del país. Sus cabezas están enfrentadas y su acompañamiento político suele ser diverso.
Además los referentes petroleros se convirtieron en hombres fuertes del gremialismo con un pie en la política. Dos ejemplos (aunque hay varios más): Guillermo Pereyra, titular del gremio petrolero de Río Negro, Neuquén y La Pampa, actual senador por el movimiento popular Neuquino y número dos de la CGT Azopardo. Alberto Roberti, secretario General de la Federación Sindical de Petroleo y Gas Privado, actual diputado por el massismo y hombre de la CGT oficialista.
Sin embargo, aún en ese contexto de divisiones gremiales y políticas, las palabras de Juan José Aranguren, ex presidente de Shell y referente en materia energética de Cambiemos, quien se pronunció en contra de YPF y el autoabastecimiento, lograron aunar a todo el arco sindical en el repudio.
Hasta el moyanista Guillermo Pereyra que unos días antes había adelantado públicamente el voto a Mauricio Macri salió a cruzar las declaraciones del empresario. “No comparto lo que dijo el ingeniero Aranguren. Hay que trabajar para recuperar el autoabastecimiento sino vamos a tener que seguir importando. El déficit energético es uno de los principales problemas que tenemos y exige recuperarlo. No se puede decir que no es relevante. Hay que trabajar mucho», indicó Pereyra en declaraciones a radio Delta.
También Alberto Roberti, ex massista, devenido sciolista, salió al cruce de Aranguren «fueron apreciaciones desafortunadas pero sinceras con su pensamiento y lo que pareciera que fuera el pensamiento del ingeniero (Mauricio) Macri».
«Ellos ven que van a identificar una política energética casi corriendo el telón como en otros países con lo cual en la etapa en la que estamos no sólo habría corrimiento a los valores que se comercializan y tendríamos una gran cantidad de despidos con contratos interrumpidos», interpretó Roberti.
Por su parte el secretario general de Petroleros de Chubut, Jorge Ávila, sostuvo que los argentinos tenemos que estar «atentos» a las propuestas electorales que van en contra de las fuentes de trabajo. «Debemos estar atentos y expresar con firmeza nuestro repudio cuando referentes energéticos de espacios políticos como el PRO hacen estas propuestas”, puntualizó.
Más duro fue el secretario general del Sindicato del Personal Jerárquico y Profesional del Petróleo, Gas Privado y Químico de Cuyo y La Rioja, Juan Matamala, quien advirtió que «no» permitirán la «pérdida de puestos de trabajo» tras las declaraciones de Aranguren.
«No vamos a permitir que se pierdan puestos de trabajo en el sector petrolero, como tampoco la estabilidad de nuestros trabajadores, como pasaría si se aplican las propuestas de Aranguren, (Mauricio) Macri y el PRO», destacó Matamala.
Aranguren logró en pocos días lo que parecía imposible: unir a un arco sindical más que fragmentado. Ahora habrá que ver cómo se reacomodan los respaldos, una vez pasado el simbronazo.