En la reunión, que se realizó en el noveno piso de la sede de la UOM de la calle Alsina se pateó la pelota para adelante. Se resolvió convocar a un plenario de secretarios generales de esta central para el martes 15 de diciembre, y allí cada dirigente definirá si irá o no a la cumbre de los referentes de las tres CGT para la reunificación, que se realizará dos días después.
Es que en la práctica la central que lidera Antonio Caló quedó dividida en dos bandos: por un lado los «Gordos» e «Independientes», quienes buscan concretar lo antes posible la unidad con el moyanismo y el barrionuevismo y mantener una relación cordial con el nuevo Gobierno de Mauricio Macri, y por otro lado quedó un grupo liderado por el propio Caló (UOM), Ricardo Pignanelli (SMATA) y Omar Viviani (Taxis), quienes resisten esta estrategia.
Tras el balotaje que consagró a Macri como próximo Presidente, referentes de la CGT Azopardo y de la CGT oficialista relanzaron los contactos para avanzar con la unidad y decidieron convocar a un plenario de secretarios generales para el jueves 17 en la histórica sede de la calle Azopardo.
Pero Caló, Pignanelli y Viviani, junto al grupo de gremialistas que conforman el MASA (Movimiento de Acción Sindical Argentino), no participaron de ninguno de estos encuentros.
Este sector apostaba a mantenerse al margen de este proceso ya que siguen siendo críticos de las posturas del moyanismo y esperaban que un eventual triunfo de Daniel Scioli los potencie.
El factor principal que genera la resistencia de estos dirigentes a la reunificación cegetista es la pésima relación que tienen con Moyano, especialmente Viviani, quien pasó de ser la mano derecha del camionero a enemigo público.
En ese contexto, sospechan que, en una CGT reunificada, Moyano volverá a capitalizar el resultado se convertirá en el principal interlocutor ante el Gobierno, como en los años de Néstor Kirchner, gracias a la relación que trabó con Macri.
«¡Reunificación las pelotas!», bramó Viviani al ingresar a la reunión, ante una consulta de la agencia NA acerca de si se iba a sumar al proceso de unidad con el moyanismo.
Y, a la salida del encuentro, el líder del gremio de taxistas mantuvo su postura contraria a la unidad con la CGT Azopardo: «El 15 (de este mes) se hará un plenario de secretarios generales y ahí se resolverá. El compañero que quiera ir a la cumbre (que se hará el 17 en la sede de Azopardo) que vaya», sostuvo.
En la vereda opuesta, el referente de los «Gordos», Armando Cavalieri, lamentó en diálogo que «hay compañeros que están demorando la unidad» de la CGT y planteó la necesidad de «convencerlos».
«Estamos todos de acuerdo con la unidad, pero hay distintos criterios para concretarla. De lo que estoy seguro es de que no debemos empezar al revés, es decir por quien va a encabezar la CGT unificada», agregó el titular del gremio de empleados de comercio.
Precisamente, uno de los principales obstáculos para la unidad es lograr establecer quien quedaría a cargo de la CGT, algo que actualmente se percibe improbable de consensuar, por lo cual una conducción «colegiada» sería la salida más viable.
Por su parte, el «independiente» Gerardo Martínez, líder del sindicato de la UOCRA, reconoció que a la hora de lograr un acuerdo por la unidad siempre «pesan los egos de los dirigentes sindicales», pero advirtió «todo tiene un límite y debe primar la sensatez».
A esta reunión asistieron Caló, Viviani, Cavalieri, Martínez, Pignanelli, José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Víctor Santamaría (Encargados de edificios) y Guillermo Moser (Luz y Fuerza), entre otros.