El viernes las oficinas porteñas del Grupo Indalo, propiedad de Cristobal López, serán objeto de otra movilización. En esta oportunidad los que se acercarán para escrachar el accionar de la empresa son los trabajadores de Paraná Metal, que se cansaron de los sucesivos incumplimientos.
La firma, que compró Paraná Metal, la fundió y despidió a sus 180 empleados, había acordado un plan de pagos de las indemnizaciones que incumplió. Por ello una asamblea de trabajadores resolvió la medida para este viernes como retorno a un conflicto que parecía haber terminado.
Según el acuerdo que había suscrito las partes en el Ministerio de Trabajo, el Grupo indalo debía terminar de liquidar el pago de las indemnizaciones el 15 de enero. Casi un mes vencido el plazo se terminó la paciencia.
La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) afirma que no pudo comunicarse con Indalo para averiguar los motivos de la falta de cumplimiento. Mientras tanto, en las últimas horas, corrió el rumor de que el grupo de López estaría negociando con empresarios de Las Parejas la venta de Paraná Metal. Más incertidumbre.