El protocolo de seguridad de la ministra Patricia Bullrich para evitar los piquetes y cortes de calles parecía tener su debut ayer, en medio de la jornada de huelga nacional del gremio de estatales ATE, pero la amplitud de la convocatoria inhibió al gobierno nacional y al de la Ciudad.
La seccional porteña de ATE había presentado el martes un amparo contra el protocolo, que fue aceptado por una jueza porteña, pero ayer cerca de las 10, cuando ya comenzaban a concentrarse los primeros manifestantes, el Ministerio de Seguridad informó que el hábeas corpus fue rechazado por la Cámara en lo Contencioso Administrativo de la Capital Federal, ya que la jueza Dalmas se declaró «incompetente» sobre el aval legislativo que exigió ATE Capital.
Sin embargo, una larga tradición de manifestaciones populares pudo más, y la marcha en el centro porteño, con el acto central en la Plaza de Mayo, fue contundente. A pesar del calor abrasador, miles y miles cortaron las principales avenidas porteñas, sin atisbo de violencia.
El ministro de justicia, Germán Garavano, se desentendió de la aplicación del protocolo, asegurando que «lo que suceda en la marcha dependerá de Larreta». El Jefe de Gobierno porteño, por su parte, al igual de la Ministra Patricia Bullruch, aplicaron un criterio de realidad y se abstuvieron de aplicar un protocolo que habría implicado un enfrentamiento innecesario y de final impredecible.
«Les daremos 5 o 10 minutos, se les pedirá por favor que se retiren por las buenas y que hagan la manifestación en otro lado. Si no se van, los sacamos», afirmó Patricia Bullrich hace una semana, en relación al protocolo difundido por el Ministerio de Seguridad.
Sin embargo, en medio de pases de facturas cruzadas dentro del PRO, la amplitud de la convocatoria inhibió al gobierno nacional y al de la Ciudad.
Bullrich, tras el papelón protagonizado con la fallida detención de los tres prófugos del Triple Crimen de General Rodríguez, tiró la pelota afuera: «Estoy en Washington, hablen con la Ciudad».