Isela Costantiti sigue haciendo equilibrio. Es que la empresaria, devenida en funcionaria, por el momento surfea entre las presiones oficiales por reducir abruptamente el déficit de Aerolíneas Argentinas y la resistencia de los gremios a un ajuste de la empresa que destruya rutas y miles de puestos de trabajo.
Ayer tras haberse reunido con el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, y hablar del presupuesto de la línea aérea, convocó de urgencia a las entidades sindicales. En su despacho le comunicó a la dirigencia de Aeronavegantes (AAA), técnicos (APTA), Personal de dirección (UPSA) y pilotos (UALA y APLA) que su idea era terminar sin déficit su gestión y que para ello debería encarar un plan de racionalización de recursos.
El compromiso a corto plazo de Isela con el Gobierno es entregar, en 20 días, un plan de negocios que logre reducir el déficit de la aerolínea de bandera. Los sindicatos acordaron trabajar de manera conjunto el borrador, siempre y cuando eso no implique habilitar un ajuste salvaje en la compañía.
La mayor preocupación de los gremios se centra en la posible pérdida de puestos de trabajo, tras los trascendidos y los rumores que hablaban de un recorte del 30 por ciento del personal.
Sin embargo la CEO les dijo que el achique no afectaría a los empleados, sino que se buscaría rentabilizar destinos, reducir pérdidas en los más costosos, cerrar algunos, habilitar canales de ventas más exitosos y entradas de cajas que no sean deficitarias (como los pasajes vendidos en 12 o 24 cuotas).
Algo de ello comenzó a ocurrir en las últimas semanas cuando se bajaron frecuencias, e incluso se cortaron los vuelos, a ciudades que generaban pérdidas para la empresa estatal. Sin embargo el equilibrio es delicado. Los gremios saben que un cierre de rutas masivo podría llevar a la firma a la quiebra en el mediano plazo, por lo que analizarán caso por caso.
Adicionalmente se podrán a consideración de los trabajadores las opciones de retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas. Según pudo saber InfoGremiales hasta el momento no hubo presiones para que sean tomados y fueron sólo 36 los empleados que se acogieron a esos regímenes. «Los vamos a aceptar siempre y cuando sean voluntarios», remarcó Marcelo Uhrich, titular de UPSA.
Hasta el momento el gradualismo y la apertura al diálogo de Isela mantuvo la calma y logró contener la idea de un shock de ajuste. Veremos si tras estos 20, en los que se trabajará de manera conjunta el «sinceramiento» de los números de Aerolíneas, sostiene la paciencia sindical o se abre una nueva etapa.