La unidad de los trabajadores no fue una consigna que se haya respetado en la Cámara de Diputados en la sesión que trató, y aprobó, el pago a los Fondos Buitres. Es que los «dipusindicalistas», que hace poco se habían reunido para anunciar su cohesión para avanzar en la reforma del impuesto a las Ganancias, tomaron posturas distintas en torno al tema y votaron divididos.
Acompañando la iniciativa del oficialismo votaron los diputados provenientes del gremio de Camioneros Jorge Taboada y Enrique Castro Molina. Ambos dirigentes del gremio de Hugo Moyano se pronunciaron a favor del pago en consonancia con las bancadas provinciales por las que ingresaron a la Cámara.
También los dos representantes sindicales que conforman el Bloque Justicialista dieron el visto bueno. Tanto el petrolero Alberto Roberti como el mecánico Oscar Romero (que invitó a pelear en una esquina a los que le dicen que no puede caminar la calle), plantearon modificaciones y votaron de manera afirmativa.
Además se sumó al voto positivo la representante de la Asociación del Personal de los Organismos de Control (Apoc) que integra el bloque Federal Unidos por una Nueva Argentina, Carla Pitiot.
Quienes se pronunciaron en contra de la iniciativa estuvieron encabezados por los metalúrgicos. Es que los dos representantes que tiene la UOM en el recinto, Abel Furlan y Oscar Martinez, fueron férreos opositores, hablaron de ajuste y despidos, y votaron de manera negativa.
También se manifestaron en contra el canillita Omar Plaini, que casualmente desde lo formal integra el bloque del moyanismo y el estatal ceteísta Edgardo Depetri (integrante del Frente para la Victoria).
Casos especiales fueron los de Facundo Moyano (peajes) y Héctor Daer (sanidad). Es que ambos se pararon y se fueron al momento de la votación para no tener una postura contraria a la del massismo, por lo tanto se los contó como ausentes.
Daer explicó posteriormente, en declaraciones radiales, que el tema lo debatió en su gremio y tenían dudas. Por ello, y por respeto a la voluntad mayoritaria de su bloque (Frente Renovador), decidió levantarse de la votación. Además criticó el apuro con el que el Gobierno trató un tema tan delicado.
Ahora el debate queda en manos del Senado donde el sindicalismo tiene dos representantes. Se trata de Guillermo Pereyra (número dos de Moyano en la CGT Azopardo) y Daniel Lovera (referente de los Mercantiles). Será su responsabilidad dar sanción definitiva al proyecto.