La decisión del gobierno de Mauricio Macri de suspender la construcción del Arsat-3 ya tiene consecuencias también en el plano laboral. Es que pone en riesto la continuidad laboral de unos 600 ingenieros y técnicos del INVAP, la empresa pública abocada a la construcción de satélites y antenas creada durante la década pasada.
En la actualidad el INVAP, con sede y laboratorios centrales en Bariloche, ocupa alrededor de 1500 empleados la mayoría de los cuales son ingenieros o técnicos especializados. La suspensión del Arsat-3, según han dejado trascender desde la empresa, podría generar la suspensión de numerosos contratos y la sangría de importantes profesionales puesto que el 40% del personal estaba dedicada de lleno a este proyecto.
Según argumentó el actual presidente de Arsat, Rodrigo de Loredo, el motivo de la suspensión de los trabajos es que los servicios del Arsat-2 aún no fueron vendidos todavía por lo que no hay fondos para sostener el tercer proyecto.
«En el mundo satelital, por lo general se hacen preventas de hasta el 50 o 60% del satélite que vas a lanzar. Arsat II está prácticamente en cero en su comercialización. Ya hay un lucro cesante muy elevado», justificó Ledo.
El agravante es que los empleos que podría destruir el Gobierno Nacional es de empleados altamente calificados que sería muy difícil de recurperar en el corto plazo.
INVAP formalmente es una sociedad del Estado con participación de la provincia de Río Negro. Pero en la práctica se maneja de modo autónomo y no recibe dineros en forma de subsidios para sueldos o proyectos.
Durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner sí, en cambio, fue destinataria de numerosos contratos para la construcción de antenas de comunicación de uso militar y satélites que elevaron su facturación anual a más de 1500 millones de pesos.