¿Deja vú cavallista? Críticas al proyecto de Empleo joven

El gobierno de Cambiemos intenta brindar buenas noticias en un clima que empieza a serle adverso, tras los primeros días de su gestión, signados por medidas regresivas. «Hay mucha gente a la que le cuesta llegar a fin de mes», afirmó Mauricio Macri el lunes por la tarde, al anunciar el proyecto de ley de Primer Empleo Joven. Pero aseguró que el Gobierno está «haciendo lo correcto para generar previsibilidad», y prometió que todo va a mejorar a partir del segundo semestre.

El Presidente enviará al Congreso un proyecto para crea un Régimen de Promoción del Primer Empleo Formal. Mauricio Macri optó por esta medida para estimular la creación de empleo formal con la reducción del costo laboral en «una economía estancada que hace cinco años no genera empleo», según relató en Casa Rosada ante la prensa.

El plan retoma la política de exención a las contribuciones patronales de Domingo Cavallo y además el Estado les transferirá directamente un subsidio proporcional al salario del trabajador. Será para los empleadores de jóvenes de entre 18 y 24 años durante los primeros tres años de trabajo formal. La idea fue extraída de una propuesta de la UCA de 2012, donde estudió la mayoría del nuevo gabinete.

Pero la medida, si bien aún no se conoce en detalle dado que el proyecto aún no fue enviado al Congreso Nacional, ya despertó polémica. A diferencia de una legislación del gobierno anterior de 2014 que beneficiaba en exclusivo a las PyMEs con dificultades para hacer frente a las cargas laborales, esta medida le es funcional a todo tipo de empresa.

En este sentido, Julia Strada, del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), sostuvo que «esa ley diferenciaba a las empresas entre las pequeñas que lo necesitaban para blanquear empleados y las grandes que tenían empleo informal como resultado de la evasión fiscal», rescató.

En la experiencia anterior, de 1995, «la reducción de aportes no sirvió para reactivar la economía», en palabras de Strada y Hernán Lechter. Entre 1993 y 2001, el PBI creció en promedio al 1,4%, por debajo de la década kirchnerista y en valores similares al periodo 1976-2001, donde creció al 1,3%.

Tampoco contribuyó a la generación de empleo. A pesar de que las contribuciones patronales totales al sistema pasaron del 33% en 1994, al 17,8% (promedio) en 2000, la tasa de desocupación creció de manera exponencial. Se sumó a esto que desfinanció al Estado, en tanto dejó de recaudar $ 47.939 millones.

«Nuevamente estamos frente a la evidente asimetría que propone el macrismo para el manejo de los recursos. La implementación de este subsidio empresarial constituye otra pieza más de una política de redistribución hacia los nuevos gerentes del Estado, que tiene como contracara la eliminación de los subsidios a los servicios públicos, el aumento de las tarifas del transporte y la reducción del salario real de los trabajadores y sus familias», plantearon Strada y Lechter en un informe. Es que mientras el Plan del Primer empleo ofrece a las empresas un subsidio directo para financiar el salario de sus trabajadores, «los ciudadanos más vulnerables reciben una devolución indirecta del IVA por consumos de la canasta básica con un tope de $ 300», remataron.

Del lado del empresariado, Aldo Espósito, saludó la propuesta del Ejecutivo como un paso para aumentar la producción y mejorar el mercado exportador y el local. El presidente de la Unión Industrial de Lanús no se conformó con esa medida, sino que pidió que el Gobierno dé definiciones más concretas para el sector fabril, hasta ahora afectado por las tarifas públicas, a diferencia del agro que recibió quita de retenciones y devaluación.

Sin embargo, de acuerdo a los miembros de CEPA, «la inversión privada se concreta en la medida en que existe un mercado pujante donde la producción tiene dónde insertarse (hay ‘demanda’)», y esta fue la teoría económica del kirchnerismo. El mero incentivo a la producción difícilmente se efectivizará si los consumidores pierden poder adquisitivo por la inflación y la suba de las tarifas. Una situación similar la enfrentan las compañías productoras de bienes exportables, dado que los principales clientes enfrentan crisis económicas graves.