Se encendieron todas las alarmas en la industria textil. Es que el comportamiento del primer tramo de 2016 la deja ante un escenario sumamente complejo que amenaza con llevarse miles de empleos en el corto plazo.
Este año el incremento de las importaciones textiles potenció la caída para la producción nacional del sector. Desde la Fundación Protejer, que publica periódicamente cifras de la industria, se calcula una caída del nivel de actividad textil del 25%. Alarmante.
Hay que tener en cuenta que la industria textil utiliza mano de obra intensiva y que en su cadena de valor se emplean 425 mil personas. Esta actividad creó 200 mil puestos de trabajo entre 2002 y 2015 y ahora podría revertirse la ecuación.
Las importaciones de prendas de vestir aumentaron en un 33% en el primer trimestre, mientras que las ventas fabricantes de ropa bajaron en un 30%, según indican las cifras de la Protejer que publicó ayer el diario Página 12.
En este contexto el grupo Vesubio licenciatario de las marcas Lacoste, Cacharel y Penguin, incrementó sus importaciones en un 47% en dólares; Vf Jeanwear, que comercializa prendas UFO, Wrangler y Penguin, trepó 98% y 99 % en cantidades.
Por otro lado el supermercado Wal-Mart incrementó sus compras de ropa en un 73% en dólares, mientras que Adidas lo hizo en un 82% en cantidades y 97% en dólares. Además Zara subió sus compras al exterior en un 95% en kilos de ropa y 51%.
Entre una de las principales medidas que tomó el Gobierno actual al iniciarse su mandato fue la aprobación en diciembre de una enorme cantidad de pedidos de importación. Las autoridades de la Secretaría de Comercio, encabezada por Miguel Braun, aprobaron unas 35 mil declaraciones juradas de importación que habían quedado acumuladas sobre el final de la gestión anterior.
“Las importaciones en el primer trimestre de la cadena textil y confecciones alcanzaron 57 mil toneladas por un valor de 329 millones de dólares, un aumento del 6,6 por ciento en peso y del 5 por ciento en dólares en la comparación con el mismo período de 2015”, explica Protejer.
De no mediar un cambio de política para la actividad, el segundo semestre no llegará con bonanza, sino que podría ser el final de muchas empresas que hoy ya se ven en riesgo de cierre.