El principio del fin. Ese podría ser el sinuoso camino que comenzó a recorrer el liderazgo de Pablo Micheli al frente de la CTA Autónoma por estas horas. Tras una sumatoria de tensiones internas y diferencias que se mantenían veladas, un conjunto de dirigentes nacionales, encabezados por Hugo «Cachorro» Godoy, titular de ATE a nivel nacional, resolvió reunirse en la sede del gremio de visitadores médicos, hacer públicas sus disidencias y presentar un panorama futuro en la central en el que se vislumbra un cambio de mando.
«Quien no nos consulta, no nos representa», disparó Godoy ante un auditorio de más de 160 secretarios generales y adjuntos ceteístas, tanto del ámbito público como privado, disconformes con la rumbo que la conducción de Micheli está tomando. La frase no es casual. Entre las principales críticas esgrimidas por los rebeldes, se habla fundamentalmente de la falta de consulta a los órganos de debate de la central, el hermetismo en la toma de decisiones, el abandono de las regionales y las seccionales y el personalismo del actual secretario General.
La precariedad de la representatividad de Micheli no es nueva. Es parte de los debates frecuentes en la sede de Lima desde que a fines de 2015 su lista perdiera los comicios de ATE Capital a manos del yaskismo. En ese momento fue el propio estatal el que primereó las turbulencias que se avecinaban y puso a disposición su renuncia para mostrar que había asimilado el golpe. En medio de un inminente cambio de gobierno y con un clima político y sindical enturbiado, la conducción de la central resolvió no aceptarla y ratificarlo en su cargo. Pero hoy la lectura es otra.
Y el descontento, a esta altura, no es menor. Es que según las cuentas que manejaban en el encuentro, en el que el actual secretario Adjunto de la CTA Autónoma Ricardo Peidro hizo de anfitrión, 16 de las 24 provincias estarían en este momento respaldando a quienes aspiran a un cambio de mandato, abriendo una herida imposible de cerrar para el michelismo.
También desde lo estructural le llegarán los mensajes a Micheli. Es que en una estrategia de pinzas, que incluye a la política y a la caja, ATE dejará de girarle recursos para funcionar. Godoy anunció que seguirá aportando a las regionales y a las provincias, pero el dinero ya no pasará por las manos de la conducción nacional. «Ahora Cachorro va por todo», remarcó una fuente cercana al líder de ATE, para graficar el estado de situación.
De fondo, y como uno de los desencadenantes de las turbulencias, se palpa el debate por la reunificación de la CTA. Micheli, de puentes cada vez más sólidos y fluidos con Hugo Yasky, se encaminaba a formalizarla para el año próximo. Ese rumbo es resistido, principalmente por ATE, que no olvidan el pasado cercano que separó aguas entre las dos vertientes ceteístas. «Vamos a evitar la unificación por todos los medios», adelantaron los estatales.
Aunque el camino para resolver las diferencias todavía es incierto, la idea que mejor sienta es la de avanzar en un congreso que resuelva la titularidad de la central y designe las nuevas autoridades. Ese proceso se daría en los próximos meses, salvo que Micheli apueste al caos y trate de resistir el embate en su cargo. En ese caso con los grifos de recursos cerrados, la central podría pasar momentos dramáticos, hasta para pagar los alquileres en los que funciona la central.
Aunque todavía es prematuro, ya comienzan a barajarse algunos nombres para el futuro de la CTAA. El que más fichas tiene es Oscar De Isasi, de trascendente peso por la magnitud de la seccional de ATE y de la CTA que comanda, y de alto perfil público en medio de una disputa abierta con la gestión de María Eugenia Vidal.