La semana pasada, el secretario general de los peones de taxis, Omar Viviani, ofició de anfitrión en un encuentro que él mismo promovió entre unos 20 líderes gremiales y el pre candidato presidencial kirchnerista Sergio Uribarri. La idea del tachero es conseguir adherentes entre sus pares para la aventura presidencial del entrerriano y ser su sostén y su consejero en materia gremial.
De la distendida reunión que duró unas cinco horas, participaron en su mayoría los sindicatos enrolados en el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), el gobernador de Entre Ríos, su hijo Franco y algunas personalidades mediáticas vinculadas al oficialismo.
Claro que tanto agasajo no será en vano. Omar Viviani suele ser uno de los sindicalistas más empedernidos en la defensa del 33% de la representación en las listas a manos de la CGT y seguramente le pedirá al “Pato” Uribarri un reconocimiento en ese sentido cuando llegue el momento.
El tachero, entonces, comienza a tomar vuelo propio en el juego de roles que viene de cara al surgimiento de un nuevo liderazgo para 2015 y espera poder picar en punta al ser de los primeros en definirse y en apostar sus fichas.