La industria metalúrgica es una de las actividades más golpeadas con el cambio de perfil de política económica, y los números lo siguen confirmando. Según el Boletín de Actividad Metalúrgica que difunde la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), «en mayo la producción metalúrgica se contrajo -6,9% interanual, alcanzando en el acumulado de 2016 una caída de -11,3% con respecto a igual período del año anterior».
Además los empresarios señalan que en el quinto mes del año «el nivel de utilización de la capacidad instalada (UCI) se ubicó en torno al 53,8%, manifestando una baja interanual de -9,8% en mayo y de -13,8% en lo que va de 2016».
El relevamiento muestra que en mayo «alrededor del 35% de las empresas sufrió una caída de su facturación».
Estos hechos tienen un correlato casi inmediato con el empleo. «En línea con el comportamiento de la actividad metalúrgica, el nivel de empleo se redujo en mayo -4,0% frente al mismo mes del año anterior», agregaron.
En el acumulado de 2016, la caída de puestos de trabajo alcanza el -3,0% en comparación con los cinco primeros meses de 2015.
Pero el tema no termina ahí, ADIMRA advierte un incremento del porcentaje de empresarios que afirmaron haber reducido la cantidad de horas extras, acentuando la tendencia iniciada en los últimos meses.
Consultado sobre estos números, Roberto Bonetti, secretario Adjunto de la UOM seccional Capital, fue tajante: «Para nosotros se quedan cortos. Sufrimos un constante goteo de despidos que no cesa».
El gremialista, número dos de Antonio Caló, además, advirtió sobre situaciones alarmantes en el rubro de electrónica, donde se viven momentos críticos. «En la Ciudad de Buenos Aires una fábrica está prácticamente cerrando y en otra hay suspensiones por dos meses, y no sabemos que va a pasar después», agregó.
En la Ciudad de Buenos Aires se asientan unas 3 mil industrias metalúrgicas, de las cuales sólo 400 están organizadas con representantes gremiales y un monitoreo desde el sindicato. En el resto la situación es todavía más endeble. Se tratan de pequeños talleres donde la relación entre el empleados y los dueños es menos formal. Se estima que en estos casos los despidos serían muy superiores a los porcentajes registrados por la cámara de la actividad.