Si bien Sanidad ya arregló con las droguerías una suba del 32% en dos cuotas (el 20% en mayo y el 10% acumulativo desde agosto), y se prevé una suba similar para los empleados de sanidad, los trabajadores de cinco hospitales porteños todavía no llegaron a un acuerdo. Se trata de los empleados del Británico, Alemán, Italiano, Español y Centro Gallego (estos dos últimos los más duros), que no están dispuestos a aceptar menos de un 32% de suba salarial. Varios puntos por encima del 28% acordado por los estatales conducidos por el «centauro» Andrés Rodríguez, secretario general de la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN).
El diputado nacional del Frente Renovador Héctor Daer, jefe de la seccional Buenos Aires del gremio de Sanidad, confirmó que la semana que viene comenzarán las medidas de fuerza, en función de lo que se decida en las asambleas que se desarrollan por estos días.
Mientras tanto, el tradicional reclamo de las prepagas se cuela en la discusión paritaria de los sanitarios, al menos en forma de argumento victimizante por parte de las millonarias empresas de salud.
Así, sin que haya existido un acuerdo sindico-patronal (o al menos eso asegura Daer), ambos planteos confluyen en reclamos conjuntos al gobierno nacional. Casi una sociedad de hecho.
Es que las prepagas piden que el gobierno les permita un aumento de 20% en la cuota el servicio y amenazan con una especie de paro-lock out para el próximo miércoles. Tanto en La Nación como en Clarín, incluso, salió una solicitada al respecto firmado por la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados (Adecra).
Un sector de los trabajadores, sin embargo, denuncia que se trata de una excusa patronal para no aceptar una suba salarial del 32%. Además, plantean una serie de reivindicaciones sobre convenios particulares, como los de ambulancias, lugares con o sin internación.
De fondo, el sindicato conducido por el diputado del Frente Renovador Héctor Daer se encuentra cruzado por una interna política. Una disputa que se potenció desde que el sanitario decidió jugar fuerte con Sergio Massa, pero sin abandonar la CGT oficialista de Antonio Caló.
«Hay una disputa innegable entre Daer y nosotros, pero tratamos de que el sindicato se mantenga unido», confió ante Info Gremiales un dirigente que pertenece a la conducción gremial, pero simpatiza con el kirchnerismo.