Luego de que el Presidente afirmara que la justicia laboral de nuestro país está demasiado inclinada a favor de los trabajadores (ver “Recalde acusó a Macri de buscar la flexibilización laboral”), La Nación sacó ayer una editorial que impulsa una reforma laboral típicamente neoliberal.
“La reforma laboral es, sin duda, uno de los puntales del cambio estructural que puede llevar a la Argentina al Primer Mundo que nunca debió abandonar”, sostiene el matutino, junto a otras frases que no dejan margen de error en la interpretación, como “la forma de incentivar y facilitar la demanda de trabajo es flexibilizar y facilitar la contratación”.
Hugo Yasky denunció esta ofensiva en conversaciones Gustavo Sylvestre y David Jufré en Radio del Plata. “En La Nación con una semana de anticipación aparecen las propuestas del gobierno. Hace dos semanas en el suplemento empresario se hablaba que Argentina tenía que copiar el modelo laboral chileno y el de muchos países del sudeste asiático. Hoy aparece esta editorial y no es casual que en la reunión de la comisión del salario hayan propuesto discutir salario por productividad, y hoy estén desembarcando con una serie de propuestas que evidentemente apuntan a convertir toda la legislación laboral en una ruina”.
Efectivamente, la editorial de La Nación plantea eliminar las paritarias, un derecho reconquistado en los años del kirchnerismo. “La indemnización por despido debería sustituirse por un sistema contributivo que ampare al trabajador frente al desempleo”, afirman, y también que “la negociación descentralizada debe ser un motor de la reformulación del modelo de relaciones laborales”.
Yasky se mostró enérgico en la necesidad de que el conjunto del sindicalismo “se ponga los pantalones” y avance en reclamos para defender los derechos de los trabajadores. “Es el momento de poner las cosas blanco sobre negro. Hoy nadie se puede hacer el desentendido, y te digo más, en todo el país las regionales de las CGT están clamando por el paro nacional”.
Yasky propuso una progresión entre la marcha federal de tres días a fines de agosto y un paro nacional a principios de septiembre “que marque el punto de inflexión en la relación del movimiento sindical y de los trabajadores con un gobierno que vino a ajustar, a echar trabajadores y a alquilar la legislación laboral argentina”.