En lo que hubo una coincidencia generalizada de la casi veintena de oradores sindicales que hicieron uso de la palabra fue en las fuertes críticas al gobierno nacional por las políticas socioeconómicas y los reclamos a preparar un plan de lucha a implementar por la futura conducción.
Con una hora de retraso en la iniciación y con sólo los tres secretarios generales de las centrales obreras, Antonio Caló, Hugo Moyano y José Luis Barrionuevo, sentados en el estrado del histórico salón Felipe Vallese, comenzaron las deliberaciones que se prolongaron por espacio de tres horas.
Al comienzo ya se computaban claramente la ausencia de las corrientes gremiales que reclaman un único secretario general, los autoconvocados del ruralista Gerónimo Venégas -a la misma hora brindó una conferencia de prensa en las 62 Organizaciones- y el Movimiento de Acción Sindical Argentino (M.A.S.A.) que lidera el taxista Jorge Omar Viviani.
De esta última corriente sindical se detectó la presencia del secretario adjunto de la Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Industria Química y Petroquímica (Festiqypra), Diego Salas y otros dirigentes del interior.
La apertura estuvo a cargo de Moyano quién tras señalar que «son momentos para estar unidos y vamos a seguir hablando para que se acerquen los que no están», en tono de broma precisó que a la derecha lo tenía ubicado a Caló y a la izquierda a Barrionuevo.
Obviamente el gastronómico le repolicó a Moyano con que «menos mal que Hugo se va, porque fue a la AFA y mirá el despelote que armó», pero agregó que «estamos a pocos días de lograr la unidad y hay algunos compañeros que se deben sumar, porque si no cuando llegue el 22 de agosto no se ponen de acuerdo, seguimos nosotros tres».
En una larga exposición, Barrionuevo señaló también que «nos llenaron a los sindicalistas con acusaciones de todo tipo y los que se llevaron todo y se robaron todo, desde actores, jueces, dueños de mutimedios y periodistas han sido cómplices del vaciamiento del país, porque hay 400.000 millones de dólares en cuentas en el exterior del país».
Luego de puntualizar que «nos criticaron, hijos de mil p…., por algún coche o camioneta y se robaron todo», calificó al gobierno nacional como «débil, un gobierno que puso a yuppies que no solucionan nada» y que «hacen todo mal».
«Podríamos decir que es un problema de ellos, pero atrás están los trabajadores y sus familias y vamos a tratar de ser prudentes, pero la prudencia tiene un límite», concluyó el dirigente gastronómico.
Luego fue el turno de Caló quién tras calificar a la jornada como «el día del reencuentro de los dirigentes», destacó que esperan «que los que no están hoy, si lo hagan el 22 de agosto, deponiendo actitudes personales».
Caló añadió que «hay que deponer actitudes porque no pensamos igual», a la vez que recordó que «en la nueva CGT no hay cargos para todos, sólo son 35 los miembros del secretariado nacional».
Por su parte el bancario Sergio Palazzo, quien impulsa que la CGT sea conducida por un cuarteto en lugar de un triunvirato, sostuvo que «tenemos que ir a una unidad con contenido y debatir un programa para confrontar con el gobierno. Moderación y prudencia no significan complicidad y si el Gobierno no cumple que haya un paro nacional».
El resto de oradores, desde José Luis Lingeri (dio cátedra sobre el tema de las obras sociales); Omar Maturano (la CATT votó un plan de acción), al gráfico Héctor Amichetti quién recordó el «abrazo en 1986 de Raimundo Ongaro con Lorenzo Miguel que habían tenido serias diferencias», y pasando por Noé Ruiz y Héctor Daer, todos lanzaron duras críticas al gobierno de Mauricio Macri.
La única voz contradictoria surgió de parte Leonardo Fabre, titular de APOPS, uno de los gremios que nuclea a trabajadores de la Anses, quién reclamó «el voto secreto y obligatorio de los afiliados a los gremios, para elegir a una nueva conducción en la CGT»
Como cierre del Plenario de Secretarios Generales, Juan Carlos Schmnid, uno de los tres integrantes del futuro triunvirato de la CGT a partir del 22 de agosto, leyó el documento denominado «De mal en peor».
No hubo un pronunciamiento final sobre la figura del triunvirato, lo concreto es que nadie se opuso a ello y con la presencia de 147 sobre 201 sindicatos, la formalización de Schmid, Daer y Carlos Acuña el 22 de agosto al frente de la CGT, se concretará con el paso de todos los congresales por las urnas.