En una reunión en la sede de, La Fraternidad, asado mediante, Hugo Moyano, Omar Maturano y Roberto Fernandez comenzaron a planear la continuidad del plan de lucha que ellos mismo protagonizaron el pasado 10 de abril con un paro general por 24 horas. En esta oportunidad la idea es volver al conflicto pasado el mundial y retomar los reclamos ante, lo que consideran, la falta de respuestas del gobierno nacional.
Las conversaciones habían comenzado hace unos diez días cuando los mismos tres caciques sindicales evaluaron lo que dejó el paro del 10 de abril e intercambiaron la situación de cada una de las paritarias sectoriales.
La coincidencia fue intantánea: si el Gobierno no aumenta el impuesto a las ganancias en las próximas semanas, volverán a convocar a un paro total de actividades para mediados de julio.
Moyano propuso reiterar la medida de fuerza con características similares a la del 10 de abril: piquetes organizados por la izquierda y movimientos sociales, paro total de actividades durante 24 horas y un fuerte reclamo que abarque no sólo Ganancias sino aumento en las jubilaciones, las deudas en las obras sociales, y temas generales como inseguridad e inflación.
Fernandez y Maturano estuvieron de acuerdo, aunque el primero dejó las puertas abiertas para repensar una medida si es que el Gobierno logra avalar el 35% de aumento salarial, aunque sea de forma no remunerativa.
El jueves Maturano dejó en claro en el marco de la paritaria de ferroviarios que no aceptará una cifra inferior al 30% y que las aspiraciones de su gremio son un 35%. Nada menos.
Lo que es llamativo que tanto los colectiveros de Fernandez como los maquinistas de Maturano no forman parte de la estructura sindical de la CGT Azopardo de Moyano. Ambos todavía están encuadrados en la central que lidera Caló y fueron factores clave para romper la hegemonía del líder camionero en la estructura sindical.
La alianza entre el nuevo trío de poder es “coyuntural” pero también responde, en parte, a una estrategia de Antonio Caló, titular de la CGT kirchnerista, para no exponerse. Esto es: Caló nunca les pide que frenen una medida de fuerza, a pesar de las presiones del Gobierno en ese sentido, sino que apela al “dejar hacer”.
Los gremios vinculados al transporte comenzaron a pasar a la ofensiva cuando el ministro de Planificación, Julio De Vido, le dejó el área a Florencio Randazzo. A partir de allí la relación se quebró.
Maturano mantiene un enfrentamiento abierto personal con el funcionario oriundo de Chivilcoy que tuvo distintos episodios, incluso un fuerte cruce mediático cuando La Fraternidad decidió un paro en protesta por la instalación de cámaras en las cabinas de conducción.
La semana pasada, frente a la negociación con los colectiveros del «Gallego» Fernendez Randazzo no pudo detener el lanzamiento de una medida de fuerza que sólo pude ser frenada por la intervención de De Vido. Fernandez le dio el crédito al ex funcionario de transporte y le pasó factura a Randazzo.