En los últimos 45 años en pocas oportunidades funcionó en Río Negro una CGT unificada, pero la actividad sindical tuvo como asiento cada región provincial con sus particularidades y perfiles propios de la actividad estatal y productiva. Actualmente, la actividad sindical se fortalece en las tres regiones históricas: Atlántica, Andina y Alto Valle.
Pero en la coyuntura actual, el movimiento obrera vaticina duros tiempos de discusión con el gobierno nacional y se propone mantener unido el espacio sindical. Como siempre, la política juega en este tránsito de normalización de las centrales obreras, que tendrán confirmadas sus autoridades en el próximo mes.
Según analizó ADN Río Negro, los gremios se organizaron en las llamadas “mesas sindicales” que fueron los ámbitos desde donde se negoció, principalmente con el justicialismo, los puestos en el Ejecutivo y la Legislatura, tal los casos de Rubén López (fruta) y Rodolfo Cufré (bancarios).
Ambos dirigentes, junto a otros, mudaron sus lealtades hacia el gobernador Alberto Weretilneck y ahora forman parte de Juntos Somos Río Negro, pero esto no significa que transiten por el mismo andarivel ya que mantienen diferencias ahora hechas públicas por la designación de Virginia Campisi, en la Delegación de Trabajo en Viedma. La dirigente de UTEDYC cuenta con el aval de López.
Por su parte, los llamados “gremios chicos” tratan de hacerse fuerte en sus zonas para luego poder negociar espacios a nivel provincial. Las mesas sindicales son los ámbitos donde se debaten las simpatías partidarias y desde donde se negocian posibles espacios en las estructuras del Estado.
La CGT nacional reconoce la división en zonas y avala, hasta el momento sus normalizaciones, tanto en la Zona Atlántica como la Andina, que ya iniciaron sus propios procesos y ahora continuará en el Alto Valle, para la segunda quincena de octubre. En esta tarea se muestra activo Rubén López, de la fruta, con aceitadas relaciones con Alberto Weretilneck.
La lógica de pensamiento de la CGT nacional se replica en Río Negro: unidad para enfrentar situaciones desfavorables para las fuerzas del trabajo, sobre todo partir de las relaciones entre los gobiernos y el sector empresarial y a la luz de los ajustes en el Estado.
Desde el gobierno ven con buenos ojos contar con gremios aliados, en épocas donde se suceden planes de lucha, pedidos de actualización salarial, con pronósticos de desocupación y con las economías regionales en retroceso.