El secretario general del Sindicato de Empleados Textiles (Setia), Mauricio Anchava, anunció que su gremio declaró el estado de alerta y movilización ante lo que consideró “el avance en el deterioro de las condiciones laborales como el adelantamiento de vacaciones, pago fuera de término, suspensiones y despidos” en el sector y advirtió que realizará “todas las medidas de acción directa a fin de salvaguardar los puestos de trabajo.”
“Vemos con profundo dolor cómo desde el Estado y parte de un empresariado inescrupuloso se avanza sobre el poder adquisitivo de los salarios y las conquistas de los trabajadores,” denunció el gremialista a Télam.
Anchava atribuyó la raíz profunda del deterioro en las condiciones laborales de la actividad a “la apertura indiscriminada de las importaciones en toda la cadena de valor textil e indumentaria y el alarmante deterioro del mercado interno.”
Al respecto, el dirigente sindical señaló que “pese a las constantes promesas del Estado expresando su ‘profundo pesar’ por la crisis que atraviesa el sector y desde todas las áreas se expresan a favor de la búsqueda de soluciones, vemos con preocupación que las promesas no se materializan en hechos concretos.”
“Por la experiencia recabada desde crisis anteriores transitadas sabemos que precarizar y flexibilizar las condiciones de trabajo no son solución para los trabajadores ni para la crisis que el sector padece,” planteó.
Esta semana, la Fundación Protejer informó que la industria textil tuvo una caída interanual de la actividad en los primeros nueve meses del año del 25 por ciento debido al aumento de las importaciones y la retracción del mercado interno, lo que motivó el cierre de tres grandes plantas y la pérdida de unos 20 mil puestos de trabajo.
«El mercado interno tuvo una caída de 15 por ciento, que implicó un retroceso de la ventas de 20 por ciento, mientras que las importaciones aumentaron también 15 por ciento. Esta mezcla explosiva hizo caer 25 por ciento el nivel de la actividad del sector», resumió el presidente de Protejer, Jorge Sorabilla.
La principal preocupación del sector son las importaciones, unas 176.700 toneladas entre enero y septiembre, de las cuales 89 por ciento ingresó en el primer semestre, cuando aún convivían las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI) y el nuevo Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI), según resaltó Sorabilla.
Estos ingresos, motorizados por supermercados y tiendas departamentales, se caracterizaron por el incremento de las importaciones de productos finales, de las sustitutivas de producción nacional, y de los productos de China, India y el Sudeste asiático.
La caída de la actividad provocó el cierre este año, entre otras, de tres grandes plantas: Broderie Suizo, en el partido bonaerense de General San Martín; TN Platex, en Chaco; y una planta que fabricaba productos para Levis, en San Juan.