El plenario judicial contó con la participación de filiales de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Chubut, Corrientes, Chaco, Santa Cruz, Jujuy, Tierra del Fuego, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Tucumán, San Luis, Chaco y la Ciudad de Buenos Aires.
A través de un comunicado expresaron su rechazo y repudio «a las prácticas y discursos de la burocracia sindical –siempre en sintonía con las patronales y gobiernos de turno– que han propiciado se llevaran adelante por parte de la empresa los 67 despidos y que como si ello fuera poco solicitaban el desalojo y represión a los trabajadores en lucha. Expresiones macartistas como las que se han lanzado estos días contra los delegados combativos parecieran ser preámbulo del inicio de una caza de brujas que rememoran las peores y más oscuras prácticas de la burocracia sindical y la derecha política».
«Estas peligrosas y amenazantes expresiones de quienes se dicen dirigentes sindicales y en lugar de defender a los trabajadores se ponen del lado de los capitales concentrados y transnacionales merecen el repudio de la sociedad toda, no solo de quienes construimos un sindicalismo plural, democrático, autónomo y combativo. No entendemos cómo es posible que aquellos que fueron elegidos como representantes del pueblo se sumen a las amenazas proferidas por los otrora cómplices del genocidio físico y laboral que sufriera nuestro país», agrega el comunicado.
Finalmente denuncia que: «Hoy, como en los ’70, marcan a compañeros tildados de ‘conflictivos’ para que los despidan de los trabajos, y cuando se organizan para luchar piden que sean reprimidos y desalojados. Sintetizando la burocracia sindical una unidad con el gobierno y las patronales en pos de oprimir a la clase trabajadora. Urge democratizar todas nuestras organizaciones y que la clase obrera participe activamente de la vida sindical y de sus luchas para que dirigentes ejemplares como lo fueran Tosco, Salamanca o Abdala, por mencionar algunos, sean el común denominador del sindicalismo y no así quienes persiguen a sus representados para hacer el trabajo sucio de la patronal».
De esta manera la CTA que conduce Pablo Micheli también empieza a jugar algunas fichas en un conflicto que cruza los intereses de la multinacional autopartista, del SMATA, del sector de trabajadores despedidos representados por el sindicalismo de izquierda y del Ministerio de Trabajo de Provincia de Buenos Aires.
Gestamp se convirtió hace más de 10 días en un caso testigo que puede marcar el pulso de lo que viene en materia de protestas sindicales y todos pretenden ser partícipes de la resolución y de la visibilidad que otorga el caso.