Un comunicado gremial firmado por el titular del gremio, Agustín Amicone, explicó que el sindicato evalúa «las medidas a adoptar» para proteger los puestos de trabajo y denunció «los despidos, suspensiones, disminución de horas extras y adelantos de vacaciones que se producen en todo el país», ya que hasta el momento «se perdieron 3.500 empleos y otros 5.000 operarios están afectados por las jornadas reducidas».
«La razón puntual de la crisis es la política importadora de calzado terminado, que se incrementó en un 36 por ciento a septiembre último en relación con igual período del año anterior. En octubre esas importaciones se ubicaron en las mismas cifras o más que en todo 2015, que alcanzó 21.770.000 pares, en tanto entre enero y septiembre de 2016 fue de 20.700.000 pares», afirmó.
Amicone expuso que «en septiembre las importaciones de calzado subieron un 21 por ciento respecto de agosto último, a lo que es preciso agregar que el poder de compra de la población está totalmente pulverizado, por lo que se vive un combo explosivo que traslada al sector a una realidad similar a otras épocas».
También puntualizó que «es casi imposible competir con los países asiáticos, que generan el 87 por ciento de la producción mundial de 23.000 millones de pares de zapatos», indicó el documento.
«Las naciones asiáticas imponen a los trabajadores condiciones laborales casi esclavizantes y, los salarios, son extremadamente bajos, por lo que resulta imposible competir», señaló Amicone.
La conducción del gremio solicitó a las autoridades nacionales, a través de las carteras de Trabajo y Producción, la aplicación de urgentes medidas para que «no se agrave la angustiante situación».
Amicone ratificó «el compromiso histórico de la organización sindical con el pleno empleo y la defensa de la industria» local.