El comercio ilegal de sustancias adictivas genera el 1% del producto bruto mundial. Para un narcotraficante es un gran negocio y para el ciudadano un enorme daño a su salud, que termina con pérdida de trabajo, muerte, destrucción de familias y de la economía del país, dice el documento que difundió el Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos.
Según alertan desde el gremio que lidera Marcelo Peretta, «a partir de los años 2000 la cocaína fue sustituida por anfetaminas como éxtasis, ácido lisérgico y ketamina, diseñadas en laboratorios por bandas que roban la materia prima a la industria farmacéutica, que a veces es víctima y a veces cómplice».
Las drogas sintéticas requieren efedrina y derivados, que suelen encontrarse en medicamentos antigripales y antialérgicos; por eso muchos narcotraficantes realizan acuerdos con laboratorios farmacéuticos para simular que éstos son los que compran la sustancia para elaborar medicamentos, o se abastecen del mercado negro de venta de medicamentos fuera de la farmacia.
«El caso argentino de importación de 45.000 toneladas de efedrina en un lustro, con acuerdo de droguerías y laboratorios que figuraban comprarla para elaborar medicamentos, no es el único caso que compromete a “empresarios” farmacéuticos», explicaron desde el gremio.
Aunque las autoridades modificaron la legislación prohibiendo la comercialización de medicamentos con dichos activos, resulta insuficiente porque la variedad de sustancias químicas y farmacéuticas aptas para drogarse es abundante y la demanda para recreación, atender la adicción, o para robar o matar, es cada vez mayor.
Algunos narcos participan en política para obtener reconocimiento social y blanquear su negocio. Construyen viviendas y financian escuelas, clubes y campañas políticas. Cuando les resulta insuficiente terminan asesinando políticos. Otras bandas son más prudentes y emplean su dinero para sobornar élites, girando dinero a compañías financieras, o a insospechadas cabezas del mundo económico, político y deportivo.
La droga es fuente de financiación de guerrillas y organizaciones paramilitares, que son el brazo armado de los narcos para dar golpes comando, destruir expedientes judiciales comprometedores, y perpetrar secuestros o asesinatos. También financian la política.
Aunque desde 1970 hay propuestas de legalizar la droga, como en Holanda, Corea y Uruguay, la Drug Enforcement Administration (DEA) de EE.UU., encargada de coordinar e implementar políticas antinarcóticos a nivel mundial, se opone tenazmente. Solo se logró despenalizar el consumo personal en varios países, considerando al consumidor un enfermo víctima del sistema.
Las Naciones Unidas sostienen que el tráfico y consumo de drogas constituyen un peligro para la salud, la seguridad y el bienestar de la humanidad. Su compromiso es reducir tanto la oferta como la demanda de drogas ilícitas en el mundo.
SAFYB propone 12 políticas activas contra el narcotráfico y las adicciones:
1. Fortalecer el poder judicial con fiscalías especializadas en narcotráfico, munidas de suficientes presupuesto y recursos humanos.
2. Radarizar el espacio aéreo y proveer más escáneres móviles para utilizarlos en todos los puestos fronterizos, rutas, puertos y aeropuertos.
3. Incorporar rápidamente los nuevos estupefacientes al listado de controlados, adecuando los recursos técnicos y materiales a las nuevas sustancias adictivas.
4. Fiscalizar más eficientemente la importación, producción, distribución, comercialización y utilización de precursores químicos y productos farmacéuticos, para diferenciar entre el uso legal e ilegal.
5. Prevenir el lavado de activos interviniendo en el lucro del crimen organizado, para evitar que ingresen a la economía formal.
6. Capacitar sobre: mecanismos de producción, transporte y comercialización de estupefacientes; modus operandi criminales; y detección de lavado de activos.
7. Elaborar un plan integral de prevención (marketing preventivo) conformado por programas dirigidos a distintos ámbitos: (a) Educadores (familias, alumnos, sacerdotes y docentes); (b) Profesionales de la salud (médicos y farmacéuticos); (c) Personas destacadas en barrios, comunas, clubes e iglesias (encargados de edificio, comuneros, entrenadores y sacerdotes); (d) Diarios, radios y canales de televisión (artistas, periodistas y comunicadores); (e) Ámbitos laborales (cámaras empresarias y sindicatos); y (f) Centros de atención (hospitales e institutos).
8. Incorporar contenidos curriculares sobre medicamentos, drogas y prevención de adicciones, en los tres niveles de educación.
9. Adecuar los hospitales, con recursos materiales, humanos y técnicos, para asegurar el acceso a la desintoxicación, internación y reinserción al creciente número de adictos, que se inician cada vez a más temprana edad.
10. Articular la participación de las ONG relacionadas.
11. Crear una Agencia Federal Antidrogas, con la función de:(a) centralizar información sobre narcotráfico y adicciones, (b) investigar los casos externos y asuntos internos, y (c) articular con las Fuerzas de Seguridad, el Poder Judicial y el Ministerio Público.
12. Establecer redes de cooperación internacional.