El sistema eléctrico argentino está colapsado y una de sus expresiones más claras tiene que ver con lo que denuncian –algunas- de las asociaciones gremiales de trabajadores del sector. En este caso, las denuncias por las malas condiciones laborales las realiza la Asociación de Trabajadores de Energía Móvil (ATEM – FeTERA), que describe un escenario de crisis que termina manifestándose en un servicio deficiente para los usuarios, además de las malas condiciones y precarización laboral para los trabajadores.
Mientras muchos calculan cuándo llega el próximo pico de consumo eléctrico, en la ciudad de Gobernador Virasoro, provincia de Corrientes, el Estado Nacional tuvo que declarar la emergencia eléctrica y contratar, a través de la empresa estatal Enarsa, a la empresa distribuidora Secco S.A para “tapar el bache” y abastecer rápidamente (y con altísimos costos) de energía a la ciudad y al complejo industrial.
El servicio se brinda por medio de generadores móviles y con pésimas condiciones para los trabajadores, bajo el esquema de la “energía delivery”. Los equipos de emergencia contratados al sector privado intentan paliar años de desinversión. En la zona trabajan 5 centrales móviles que tienen la capacidad de producir poco más de 15MW.
Los trabajadores de la empresa, muchos de ellos transferidos de emergencia a esa zona, denuncian las precarias condiciones en que desarrollan su trabajo y la constante exposición a situaciones de alto riesgo para su físico que tienen que padecer a diario.
Al instalarse las centrales no se tuvieron en cuenta disponer de baños para el personal, no se verificaron las condiciones de seguridad de accesos y egresos de máquinas. No poseen lugar de resguardos para el personal y, si existen, son usados como depósito de cualquier tipo de materiales, pero no se utiliza para los trabajadores.
La Ley Nacional de Higiene y Seguridad parece ser una letra muerta que no posee injerencia en la realidad. La empresa Secco S.A. no la cumple.
Las centrales no están provistas de agua potable y las zonas de circulación y de descarga de combustible no poseen iluminación adecuada. Por más paradójico que resulte, quienes trabajan en la empresa distribuidora de luz lo hacen a oscuras. No cuentan las herramientas de trabajo ni con elementos básicos para realizar maniobras en media tensión. Por ejemplo, no tienen guantes dieléctricos, taburetes, pértigas y, si existen, están vencidas las homologaciones.
Los generadores instalados no poseen escaleras de acceso o no están puestas donde corresponde. Los tanques cisternas no cuentan tampoco con escaleras de ascenso, lo que produce que el operador de turno tenga que subir a medir el tanque haciendo equilibrio para no caerse.
Los elementos de protección personal no son entregados y los compañeros tienen que trabajar exponiéndose a ruidos superior a 90db. Además, faltan cascos y sordinas.
La ropa obligatoria de trabajo no fue entregada todavía.
El informe corresponde a los trabajadores agrupados en ATEM – FeTERA, pero se puede ajustar a cualquier empresa de distribución de electricidad del país. Como también puede ajustarse a la lamentable muerte de compañero de EDENOR en Capital Federal, cuando descendía por una cámara de electricidad en el barrio de Palermo, para realizar tareas de mantenimiento.